6 Y sucedió que cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a un hijo suyo: Tráeme otra vasija. Y él le dijo: No hay más vasijas. Y cesó el aceite.
7 Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios. Y él le dijo: Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos podéis vivir de lo que quede.
8 Y aconteció que un día pasaba Eliseo por Sunem, donde había una mujer distinguida, y ella le persuadió a que comiera. Y así fue que siempre que pasaba, entraba allí a comer.
9 Y ella dijo a su marido: He aquí, ahora entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es un hombre santo de Dios.
10 Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes, y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y será que cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí.
11 Y aconteció que un día vino él por allí, se retiró al aposento alto y allí se acostó.
12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, ella se presentó delante de él.
13 Y él le dijo a Giezi: Dile ahora: "He aquí, te has preocupado por nosotros con todo este cuidado; ¿qué puedo hacer por ti? ¿Quieres que hable por ti al rey o al jefe del ejército?" Y ella respondió: Yo vivo en medio de mi pueblo.
14 El entonces dijo: ¿Qué, pues, se puede hacer por ella? Y Giezi respondió: En verdad ella no tiene ningún hijo y su marido es viejo.
15 Y él dijo: Llámala. Cuando él la llamó, ella se detuvo a la entrada.
16 Entonces él le dijo: Por este tiempo, el año que viene, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, hombre de Dios, no engañes a tu sierva.
17 Pero la mujer concibió y dio a luz un hijo al año siguiente en el tiempo que Eliseo le había dicho.
18 Y cuando el niño creció, llegó el día en que salió al campo adonde estaba su padre con los segadores,
19 y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre.
20 Y tomándolo, lo llevó a su madre, y estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
21 Entonces ella subió y lo puso sobre la cama del hombre de Dios, cerró la puerta detrás de él y salió.
22 Luego llamó a su marido y le dijo: Te ruego que me envíes uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese.
23 Y él dijo: ¿Por qué vas hoy a él? No es luna nueva ni día de reposo. Y ella respondió: Quédate en paz.
24 Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga.
25 Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: He aquí, allá viene la sunamita.
26 Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: "¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?" Y ella respondió: Bien.
27 Cuando ella llegó al monte, al hombre de Dios, se asió de sus pies. Y Giezi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: Déjala, porque su alma está angustiada y el SEÑOR me lo ha ocultado y no me lo ha revelado.
28 Entonces ella dijo: ¿Acaso pedí un hijo a mi señor? ¿No dije: "No me engañes?"
29 Entonces él dijo a Giezi: Ciñe tus lomos y toma mi báculo en tu mano, y vete; si encuentras a alguno, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le respondas, y pon mi báculo sobre el rostro del niño.
30 Y la madre del niño dijo: Vive el SEÑOR y vive tu alma, que no me apartaré de ti. Entonces él se levantó y la siguió.
31 Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, mas no hubo voz ni reacción. Así que volvió para encontrarlo, y le dijo: El niño no ha despertado.
32 Cuando Eliseo entró en la casa, he aquí, el niño estaba muerto, tendido sobre su cama.
33 Y entrando, cerró la puerta tras ambos y oró al SEÑOR.
34 Entonces subió y se acostó sobre el niño, y puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos y las manos sobre sus manos, y se tendió sobre él; y la carne del niño entró en calor.
35 Entonces Eliseo volvió y caminó por la casa de un lado para otro, y subió y se tendió sobre él; y el niño estornudó siete veces y abrió sus ojos.
36 Y Eliseo llamó a Giezi y le dijo: Llama a la sunamita. Y él la llamó. Y cuando ella vino a Eliseo, él dijo: Toma a tu hijo.

Otras traducciones de 2 Reyes 4:6

English Standard Version ESV

2 Kings 4:6 When the vessels were full, she said to her son, "Bring me another vessel." And he said to her, "There is not another." Then the oil stopped flowing.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

6 Y cuando los vasos fueron llenos, dijo a su hijo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite

King James Version KJV

6 And it came to pass, when the vessels were full, that she said unto her son, Bring me yet a vessel. And he said unto her, There is not a vessel more. And the oil stayed.

New King James Version NKJV

6 Now it came to pass, when the vessels were full, that she said to her son, "Bring me another vessel." And he said to her, "There is not another vessel." So the oil ceased.

Nueva Traducción Viviente NTV

2 Reyes 4:6 ¡Pronto todas las jarras estaban llenas hasta el borde!
—Tráeme otra jarra —le dijo a uno de sus hijos.
—¡Ya no hay más! —le respondió.
Al instante, el aceite de oliva dejó de fluir.

Nueva Versión Internacional NVI

6 Cuando ya todas estuvieron llenas, ella le pidió a uno de sus hijos que le pasara otra más, y él respondió: «Ya no hay». En ese momento se acabó el aceite.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

6 Y como los vasos fueron llenos, dijo á un hijo suyo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

6 Y cuando los vasos fueron llenos, dijo a su hijo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite.
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