Resumen del Libro de 1 Reyes
Este resumen del libro de 1 Reyes proporciona información acerca del título, los autores, fecha de escritura, cronología, temas, teología, ideas generales, una breve perspectiva y los capítulos del libro de 1 Reyes.
Título
1,2 Reyes (así como 1,2 Samuel y 1,2 Crónicas) son un solo trabajo literario, llamado en la tradición hebrea simplemente “Reyes.” La división de este trabajo en dos libros fue introducida por los traductores de la Septuaginta (la traducción griega previa al cristianismo del AT) y seguida consecuentemente en la Vulgata Latina (500 D.C) y en versiones más modernas. En 1448 la división en dos secciones también apareció en un manuscrito hebreo y fue perpetuada en las ediciones impresas del texto hebreo. Ambas, la Septuaginta y la Vulgata Latina, designaron Samuel y Reyes de tal forma que enfatizara la relación de estos dos libros (Septuaginta: Primero, Segundo, Tercero y Cuarto Libro de los Reinados; Vulgata Latina: Primero, Segundo, Tercero y Cuarto Rey). Juntos Samuel y Reyes relatan la historia completa de la monarquía, desde su ascenso bajo el ministerio de Samuel hasta su caída de mano de los babilonios.
La división de 1,2 Reyes ha sido hecha en un lugar arbitrario, pero apropiado, un poco después de la muerte de Acab, del reino del norte (22:37), y Josafat del reino del sur (22:50). Ubicar la división en este punto hace que el relato del reinado de Ocozías de Israel cubra el final de 1 Reyes (22:51-53) y comience 2 Reyes (cap. 1). Lo mismo aplica para la narración del ministerio de Elías, el cual aparece en mayor parte en 1 Reyes (cap. 17 - 19). Sin embargo, su acto final de juicio y el hecho de haber pasado su capa a Eliseo en el momento de su ascenso al cielo están contenidos en 2 Reyes 1:1 - 2:17.
Autor, Fuentes y Fecha
Hay poca evidencia concluyente con respecto a la identidad del autor de 1,2 Reyes. Aunque la tradición judía acredita a Jeremías, pocos hoy aceptan esto como algo probable. Quien sea que fuera el autor, está claro que estaba familiarizado con el libro de Deuteronomio - como lo estaban muchos profetas en Israel. También está claro que el autor usó una variedad de recursos al compilar su historia de la monarquía. Tres fuentes son mencionadas: “el libro de los anales de Salomón” (11:41), “el libro de los anales del rey de Israel” (14:19), “el libro de los anales de los reyes de Judá” (14:29). Es probable que otras fuentes escritas fueran empleadas (como esas mencionadas en Crónicas; ver debajo)
Aunque algunos estudiosos han concluido en que las tres fuentes citadas específicamente en 1,2 Reyes han de ser vistas como unos anales oficiales de los archivos reales en Jerusalén y Samaria, esto no es cierto de ninguna manera. Parecería, por lo menos, cuestionable si los anales oficiales de la corte hubieran incluido detalles de conspiraciones como esos referidos en 16:20; 2 Reyes 15:15. También sería cuestionable si los anales oficiales hubieran estado accesibles para el escrutinio público, ya que el autor claramente implica sus referencias a ellos. Estas consideraciones han llevado a algunos estudiosos a concluir que esas fuentes eran, probablemente, registros de los reinos de los reyes de Israel y Judá compilados por la sucesión de los profetas de Israel en el periodo de Reyes. 1,2 Crónicas hacen referencia a un número de escrituras: “los registros de Samuel el profeta, los registros de Natán el profeta y los registros de Gad el vidente” (1 Crónicas 29:29), “la profecía de Ahías el Silonita” y “las visiones de Iddo el vidente” (2 Crónicas 9:29, “los registros de Semaías el profeta), “los anales de Jehú el hijo de Hanani” (2 Crónicas 20:34), “las anotaciones en el libro de los reyes” (2 Crónicas 24:27), “los eventos del reinado de Uzías… registrados por el profeta Isaías, hijo de Amoz” (2 Crónicas 26:22; ver también 2 Crónicas 32:32) - y puede haber otros. Es más probable, por ejemplo, que para los ministerios de Elías y Eliseo el autor dependiera de una fuente profética (quizás del octavo siglo) que haya escrito un relato de aquellos dos profetas en el cual fueran comparados con Moisés y Josué.
Algunos estudiosos ubican la fecha de escritura de 1,2 Reyes en el tiempo posterior a la liberación de prisión de Joaquín (562 A.C.; 2 Reyes 25:27-30) y antes del final del exilio babilónico en 538. Esta postura es desafiada por otros, basados en los estatutos de 1,2 Reyes que hablan de ciertas cosas en el período preexílico que, se dice, continua en existencia “hasta este día” (ver, por ejemplo 8:8, las poleas usadas para llevar el arca; 9:20-21, trabajo reclutado; 12:19, Israel en rebelión contra la casa de David; 2 Reyes 8:22, Edom en rebelión en contra del reino de Judá). De estas declaraciones se discute que el escritor debió haber sido una persona que vivió en Judá en el período preexílico en vez de en Babilonia en tiempos postexílicos. Si este argumento es aceptado, se debe concluir con que el libro original estuvo compuesto en el tiempo de la muerte de Josías y que el material que quedó del tiempo posterior a su reino fue agregado durante el exilio en 550. Mientras que el punto de vista de esta “edición doble” es posible, yace en las declaraciones de “hoy en día”.
Una alternativa para entender estas declaraciones es la fuente original usada por el autor en vez de las declaraciones del autor mismo. Una comparación de 2 Crónicas 5:9 con 1 Reyes 8:8 sugiere que esta es una conclusión legítima. Crónicas es claramente una escritura postexílica, aun así, las palabras de las declaraciones con respecto a las poleas usadas para llevar el arca (“aún están ahí hoy”) es la misma en Crónicas y en Reyes. Probablemente el escritor de Crónicas estaba simplemente citando su fuente, llamada 1 Reyes 8:8. No hay razón para que el autor de 1,2 Reyes no hubiera podido hacer lo mismo, citar de sus fuentes más tempranas. Esta explicación permite que adjudiquemos a un solo autor viviendo en el exilio y usando los materiales de las fuentes a su disposición.
Tema: Reinado y Pacto
1,2 Reyes no contiene declaraciones explícitas de propósito o tema. Sin embargo, las reflexiones en su contenido revelan que el autor ha seleccionado y arreglado su material de una forma que provea una secuela a la historia encontrada en 1,2 Samuel - una historia de un reinado regulado por un pacto. En general, 1,2 Reyes describe la historia de los reyes de Israel y Judá en el pacto de Dios. La tesis que orienta al libro es que el bienestar de Israel y sus reyes depende en su sumisión y unión al pacto de Israel con Dios - su obediencia a las regulaciones del pacto de Sinaí y sus respuestas leales a los profetas de Dios.
Claramente no es la intención del autor el presentar una historia social, política y económica de la monarquía de Israel de acuerdo a los principios de la historiografía moderna. El autor, repetidamente, refiere al lector otras fuentes para más información detallada acerca de los reinos de los reyes varios (ver, por ejemplo, 11:41; 14:19,29; 15:7,31; 16:5,14,20,27), y da una tasación de pacto en vez de una social, política o económica de sus reinos. Desde el punto de vista de un historiador político, Omrí sería considerado uno de los gobernantes más importantes del reino del norte. Él estableció una dinastía poderosa y convirtió a Samaria en la ciudad capital. De acuerdo a la Roca Moabita, Omrí era el gobernante que subyugaba a los moabitas en el reino del norte. Mucho después de la muerte de Omrí, los gobernantes asirios se refirieron a Jehú como el “hijo de Omrí” (bien sea por equivocación o de acuerdo a sus convenios literarios cuando hablan de un rey tardío en un reino). A pesar de la importancia política de Omrí, su reino es rechazado en seis versos (16:23-28) con la declaración de que él “hizo mal ante los ojos del Señor y pecó más que todos aquellos ante él” (16:25). De forma similar, el reino de Jeroboam II, quien precedió el reino del norte durante el periodo de mayor poder económico y político, es tratado brevemente.
Otro ejemplo del pacto del escritor, más que un interés meramente político o económico, puede ser visto en la descripción del Reino de Josías de Judá. Poco se dice acerca de los años tempranos de su reino, sólo se da una descripción detallada de la reforma y renovación del pacto que había promovido en su año 18vo como rey (2 Reyes 22:3 - 23:28). Tampoco se habla de los motivos que llevaron a Josías a oponerse al faraón Necao de Egipto en Megido, o el cambio mayor en el poder geopolítico de Asiria a Babilonia conectado con este incidente (ver notas en 2 Reyes 23:29-30).
Luego resulta aparente, que los reyes que recibieron la mayor atención en 1,2 Reyes son aquellos en los que durante sus reinados había una desviación notable de la afirmación del pacto (o interacción significante entre un rey y profeta de Dios; ver debajo). Acab, hijo de Omrí es un ejemplo del primero 16:29 - 22:39). A su reino se le da un tratamiento extenso, no debido a su importancia política extraordinaria, sino por la amenaza tan seria hacia la fidelidad y continuidad del pacto que surge en el reino del norte durante su reinado. Al final, la influencia pagana de la esposa de Acab, Jezabel a través de la hija de Acab, Atalía (se desconoce si era hija de Jezabel) por poco lleva al exterminio la casa de David de Judá (ver 2 Reyes 11:1-3).
Manasés (2 Reyes 21:1-18) es un ejemplo de una historia similar. Aquí, una vez más la desviación del pacto se enfatiza en el relato de su reinado en vez de hacerlo por sus características políticas, como la participación en el conflicto asirio-egipcio (mencionado en registros asirios, pero no en 2 Reyes). La apostasía extrema que caracterizó al reino de Manasés hizo que el exilio para Judá fuera inevitable (2 Reyes 21:10-15; 23:26-27).
El lado positivo es que, a Ezequías (2 Reyes 18:1 - 20:21) y Josías (2 Reyes 22:1 - 23:29) se le da un tratamiento extenso debido a su participación en la renovación del pacto. Estos son los únicos dos reyes a los cuales se les dio aprobación no calificada por el escritor de su lealtad al Señor (2 Reyes 18:3; 22:2). Merece la pena mencionar que se dice que todos los reyes en el reino del norte han hecho el mal ante los ojos del Señor y andado por los caminos de Jeroboam, quien hizo que Israel pecara (ver, por ejemplo, 16:26,31; 22:52; 2 Reyes 3:3; 10:29). Fue Jeroboam quien estableció la adoración del becerro de oro en Betel y Dan luego de la división del reino (ver 12:26-33; 13:1-6).
Mientras que el escritor muestra la obediencia o desobediencia de Israel hacia el pacto de Sinaí como un asunto decisivo para su destino histórico, también reconoce la significancia historia del pacto de David, el cual promete que la dinastía de David durará por siempre. Esto es particularmente notable en las referencias a la “lámpara” que el Señor había prometido a David (ver 11:36 y la nota; 15:4; 2 Reyes 8:19, ver también la nota en 2 Samuel 21:17). También se refiere de forma general a la promesa de David (8:20,25), y sus consecuencias para los desarrollos históricos específicos en la historia tardía de Judá (11:12-13,32; 2 Reyes 19:34; 20:6). Adicionalmente, el escritor usa la vida y reino de David como un estándar mediante el cual las vidas de los reyes venideros sería medida (ver, por ejemplo, 9:4; 11:4,6, 33,38; 14:8; 15:3,5,11; 2 Reyes 16:2; 18:3; 22:2).
Otra característica prominente de las narraciones de 1,2 Reyes es el énfasis en la relación entre la profecía y cumplimiento en los desarrollos históricos de la monarquía. Al menos en 11 ocasiones una profecía es registrada, y más tarde se habla del cumplimiento de esta. (ver, por ejemplo, 2 Samuel 7:13 and 1 Reyes 8:20; 1 Reyes 11:29-39 and 1 Reyes 12:15; 1 Reyes 13 and 2 Reyes 23:16-18). El resultado de este énfasis es que la historia del reino no se presenta como una cadena de ocurrencias o la mera interacción de las acciones humanas, sino como el desarrollo del destino histórico de Israel bajo la orientación de un Dios omnisciente y omnipotente - El Señor del pacto de Israel, quien gobierna sobre toda la historia de acuerdo a sus propósitos soberanos (ver 8:56; 2 Reyes 10:10).
El autor también resalta la importancia de los profetas en su rol como emisarios oficiales de la corte del Señor del pacto de Israel, el Gran Rey a quien Israel y su rey fueron enlazados al servicio a través del pacto. El Señor envió una larga sucesión de profetas para hacer un llamado a los reyes y al pueblo sobre la lealtad del pacto (2 Reyes 17:13). La mayoría de las veces, sus advertencias y exhortaciones cayeron en oídos sordos. Muchos de estos profetas son mencionados en las narraciones de 1,2 Reyes (ver, por ejemplo, Ahías, 11:29-40; 14:5-18; Semaías, 12:22-24; Micaías, 22:8-28; Jonás, 2 Reyes 14:25; Isaías, 2 Reyes 19:1-7,20-34; Hulda, 2 Reyes 22:14-20, pero fue dada atención particular a los ministros de Elías y Eliseo (1 Reyes 17-19; 2 Reyes 1-13).
La reflexión de estas características de 1,2 Reyes sugiere que fueron escritos para explicar a las personas en el exilio que la razón para su condición de humillación fue su persistencia terca de romper el pacto. Al traer el exilio a su gente, Dios, luego de mucha paciencia, impone las maldiciones del pacto, las cuales habían permanecido como una advertencia a ellos desde el comienzo (ver Levítico 26:27-45; Deuteronomio 28:64-68). Esto se hace explícito con respecto a la cautividad del reino del norte en 2 Reyes 17:7-23; 18:9-12, y con respecto al reino del sur en 2 Reyes 21:12-15. La reforma a cargo de Josías en el reino del sur es tardía y vista como poco. (ver. 2 Reyes 23:26-27; 24:3).
El libro provee un análisis retrospectivo de la historia de Israel. Explica las razones, tanto para la destrucción de Samaria y Jerusalén y sus respectivos reinos y la amarga experiencia de ser forzados al exilio. Sin embargo, esto no significa que no hay esperanza para el futuro. El escritor mantiene de forma consistente la promesa a David, vista como una base en la cual Israel en el exilio pueda ver al futuro con esperanza en vez de hacerlo con desesperación. Con esta conexión, en el final de los cuatro versos del libro, reportando la liberación de Joaquín de prisión en Babilonia y su ascenso a un lugar en la corte allí (2 Reyes 25:27-30), tomó significado. El futuro permanece abierto para nuevas obras del Señor en lealtad a su promesa a la casa de David.
En importante notar que, aunque el autor fue sin duda un Judahita en exilio, y aunque el reino del norte había sido dispersado por más de un siglo y medio al momento de su escritura, el alcance de su preocupación fue todo Israel -el pueblo completo del pacto. Ni él ni los profetas (ver Isaías 10:20-21; 11:11-13; Jeremías 31; Ezequiel 48:1-29; Oseas 11:8-11; Amós 9:11-15; Zacarías 9:10-13) vieron la división del reino de Israel como un rechazo divino a las 10 tribus, y tampoco vieron el exilio anticipado del reino del norte como una exclusión final de las tribus del norte del futuro de Israel. Como un asunto de importancia, muchos norteños habían huido al sur durante las invasiones asirias, así que un remanente significante de las tribus del norte vivió en el reino de Judá y compartió su historia continúa.
Cronología
1,2 Reyes presenta al lector abundante data cronológica. No solo la longitud del reino dado a cada rey, sino el periodo del reino dividido, el comienzo del reino de cada rey está sincronizado con el año regente del rey gobernante en el reino opuesto. A menudo, también se proporciona data adicional como la era del gobernador en el momento de su accesión.
Al integrar los datos bíblicos con aquellos derivados de los registros cronológicos asirios, el año 853 A.C. puede ser tomado como el año de la muerte de Acab y el año 841 A.C. como el año en el que Jehú comenzó a reinar. A los años en los que Acab y Jehú tuvieron contacto con Shalmaneser III de Asiria se les puede dar también fechas definitivas (por medio de cálculos astronómicos basados en una referencia asiria a un eclipse solar). Con estos puntos fijos, es posible trabajar hacia adelante y en retroceso en las líneas de los reyes de Israel y Judá para dar fechas a cada reino. Por los mismos medios puede determinarse que la división del reino ocurrió en 930, que Samaria cayó en manos de los Asirios en 722-721 y que Jerusalén cayó en manos de Babilonia en 586.
La sincronización de los datos relacionando con los reinos de los reyes de Israel y Judá presenta algunos problemas difíciles, los cuales se han considerado desde hace tiempo como problemas sin resolución. En tiempos más recientes, la mayoría de estos problemas han sido resueltos de forma satisfactoria a través del reconocimiento de aquellas posibilidades de reinos recubiertos, correcciones de los hijos con sus padres, y diferencias en la forma en la que el primer año de un rey fue reconocido (por ejemplo, ver notas en 15:33; 2 Reyes 8:25; ver también la carta, 670-671.)
Contenido
1,2 Reyes narra la historia de Israel durante el periodo de la monarquía desde los días de clausura del mandato de David hasta el momento del exilio babilónico. Luego de un relato extenso sobre el reino del rey Salomón, la narración relata la división del reino y luego presenta un relato interrelacionado de desarrollo entre los dos reinos. En este relato, se da atención especial a los ministerios de Elías y Eliseo en el reino del norte, con casi un tercio del libro (casi igual a la cantidad de narración dada al reino de Salomón) dedicado a los esfuerzos de Dios a través de sus profetas de alejar el reino de la apostasía y traerlo de vuelta a la fidelidad del pacto (ver nota en 1 Reyes 12:25 - 2 Reyes 17:41).
El rey del norte estuvo plagado con inestabilidad y violencia. Veinte gobernantes representaron nueve dinastías diferentes durante los 210 años aproximados desde la división del reino en 930 A.C. hasta la caída de Samaria en 722-721. En el reino del sur había veinte gobernantes, pero estos eran todos descendientes de David (Excepto Atalía, cuya usurpación del trono interrumpió la secuencia por algunos años) y extendió el periodo de alrededor de 345 años de la división del reino hasta la caída de Jerusalén en 586.
Esquema
1,2 Reyes pueden ser esquematizados al relacionar su contenido con los periodos históricos mayores que describe a los ministerios de Elías y Eliseo.
Cronología de Reyes Foráneos
Esta es una cronología de los reyes foráneos seleccionados y mencionados en estos libros.
ASIRIA |
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Tiglath-Pileser III Shalmaneser V Sargon II Sennacherib Esarhaddon Ashurbanipal |
745-727 * 727-722 721-705 705-681 681-669 669-627 |
BABILONIA |
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Nabucodonosor II Nabonido Belshazzar |
605-562 556-539 Coregencia con Nabonido 553(?)-539 |
PERSIA |
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Ciro el Grande Cambises Dario I el Grande Jerjes (Asuero) Artajerjes I Dario II |
559-530 530-522 522-486 486-465 465-424 423-404 |
* Todas las fechas son A.C. y esos son los reyes, reinados.