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Y costeándola difícilmente, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea
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Y pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, porque ya era pasado el ayuno, Pablo amonestaba
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diciendo: Varones, veo que con trabajo y mucho daño, no sólo de la cargazón y de la nave, mas aun de nuestras personas, habrá de ser la navegación
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Pero el centurión creía más al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía
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Y no habiendo puerto cómodo para invernar, muchos acordaron pasar aun de allí, por si pudieran arribar a Fenice e invernar allí, que es un puerto de Creta, al Africa y al poniente
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Y soplando el austro, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, alzando velas, tenían cerca la costa de Creta
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Pero no mucho después dio en ella un viento repentino, que se llama Euroaquilo
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Y siendo arrebatada de él la nave, que no podía resistir contra el viento, dejada la nave a los vientos, éramos llevados
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Y llevados de la corriente hacia una pequeña isla que se llama Clauda, apenas pudimos ganar el esquife
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el cual tomado, usaban de remedios, ciñendo la nave; y teniendo temor de que dieran en la Sirte, abajadas las velas, eran así llevados
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Mas siendo atormentados de una vehemente tempestad, al siguiente día alijaron
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y al tercer día nosotros, con nuestras manos, arrojamos las obras muertas de la nave
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Y no apareciendo sol ni estrellas por muchos días, y viniendo una tempestad no pequeña, ya era perdida toda la esperanza de nuestra salud
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Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Fuera de cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no partir de Creta, y evitar este inconveniente y daño
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Mas ahora os amonesto que tengáis buen ánimo; porque ninguna pérdida de persona habrá de vosotros, sino solamente de la nave
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Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios del cual yo soy, y al cual sirvo
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diciendo: Pablo, no temas; es necesario que seas presentado delante de César; y he aquí, Dios te ha dado a todos los que navegan contigo
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Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como me ha dicho