4
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios
5
Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron
6
Y levantándose los jóvenes, le envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron
7
Y pasado espacio como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido
8
Entonces Pedro le contestó: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto
9
Y Pedro le dijo: ¿Por qué os concertasteis para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán
10
Y luego cayó a los pies de él, y expiró; y entrados los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido
11
Y vino gran temor sobre toda la Iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas
12
Y por la mano de los apóstoles eran hechos muchos milagros y prodigios en el pueblo. (Y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón
13
Y de los otros, ninguno osaba juntarse con ellos; con todo eso el pueblo los alababa grandemente
14
Y los que creían en el Señor se aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres.
15
Tanto que echaban los enfermos por las calles, y los ponían en camas y en lechos, para que viniendo Pedro, a lo menos su sombra tocara a alguno de ellos
16
Y aun de las ciudades vecinas concurría multitud a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; los cuales todos eran curados
17
Entonces levantándose el príncipe de los sacerdotes, y todos los que estaban con él, (que es la secta de los saduceos,) se llenaron de celo
18
y echaron mano a los apóstoles, y los pusieron en la cárcel pública
19
Mas el ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo
20
Id, y estando en el Templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida
21
Y cuando hubieron oído esto, entraron de mañana en el Templo, y enseñaban. Entre tanto, viniendo el príncipe de los sacerdotes, y los que estaban con él, convocaron el concilio, y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fueran traídos
22
Pero cuando llegaron los alguaciles, y no los hallaron en la cárcel, volvieron, y dieron aviso
23
diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas que estaban delante de las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro
24
Y cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el capitán del Templo y los príncipes de los sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello
25
Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que echasteis en la cárcel, están en el Templo, y enseñan al pueblo
26
Entonces fue el capitán con los alguaciles, y los trajo sin violencia; porque temían del pueblo ser apedreados
27
Y cuando los trajeron, los presentaron en el concilio; y el príncipe de los sacerdotes les preguntó
28
diciendo: ¿No os denunciamos estrechamente, que no enseñarais en este nombre? Y he aquí, habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre
29
Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario persuadir a Dios antes que a los hombres
30
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole en el madero
31
A éste Dios ha ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados
32
Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le persuaden
33
Ellos, oyendo esto, regañaban, y consultaban para matarlos
34
Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerable a todo el pueblo, mandó que sacaran fuera un poco a los apóstoles
35
Y les dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros acerca de estos hombres en lo que habéis de hacer
36
Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de hombres como cuatrocientos, el cual fue muerto; y todos los que le creyeron fueron dispersos, y reducidos a nada
37
Después de éste, se levantó Judas el galileo en los días del empadronamiento, y llevó mucho pueblo tras sí. Pereció también aquel; y todos los que consintieron con él, fueron dispersados
38
Y ahora os digo: Dejaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá
39
mas si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados resistiendo a Dios
40
Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotados, les intimaron que no hablaran en el nombre de Jesús, y los soltaron
41
Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fueran tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre de Jesús
42
Y todos los días no cesaban, en el Templo y por las casas, enseñando y predicando el Evangelio de Jesús, el Cristo
Otras traducciones de Hechos 5:4
La Biblia de las Américas (Español) BLA
Hechos 5:4
Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios.
English Standard Version ESV
4
While it remained unsold, did it not remain your own? And after it was sold, was it not at your disposal? Why is it that you have contrived this deed in your heart? You have not lied to men but to God."
King James Version KJV
4
Whiles it remained, was it not thine own? and after it was sold, was it not in thine own power? why hast thou conceived this thing in thine heart? thou hast not lied unto men, but unto God.
New King James Version NKJV
4
While it remained, was it not your own? And after it was sold, was it not in your own control? Why have you conceived this thing in your heart? You have not lied to men but to God."
Nueva Traducción Viviente NTV
Hechos 5:4
La decisión de vender o no la propiedad fue tuya. Y, después de venderla, el dinero también era tuyo para regalarlo o no. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¡No nos mentiste a nosotros sino a Dios!».
Nueva Versión Internacional NVI
4
¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres sino a Dios!
La Biblia Reina-Valera (Español) RVR
4
Reteniéndola, ¿no se te quedaba á ti? y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido á los hombres, sino á Dios.
Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV
4
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.