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Ofrendas para los sacerdotes y los levitas »Recuerda que los sacerdotes levitas —es decir, toda la tribu de Leví— no recibirán ninguna asignación de tierra entre las demás tribus de Israel. Pero tanto los sacerdotes como los levitas comerán de las ofrendas especiales dadas al Señor , porque esa es la parte que les corresponde.
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No tendrán tierra propia entre los israelitas. El propio Señor es su preciada posesión, tal como les prometió.
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»Del ganado, las ovejas y las cabras que el pueblo traiga como ofrenda, los sacerdotes podrán tomar para sí la espaldilla, la quijada y el estómago.
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También les darás a los sacerdotes la primera porción de los granos, del vino nuevo, del aceite de oliva y de la lana que obtengas en la temporada de esquila.
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Pues el Señor tu Dios eligió a la tribu de Leví, de entre todas tus tribus, para que sirva en nombre del Señor por siempre.
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»Supongamos que un levita decide dejar su ciudad en Israel, sea cual fuere la ciudad, para mudarse al lugar de adoración que el Señor elija.
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Podrá servir allí en nombre del Señor su Dios, igual que sus hermanos levitas que ya estén sirviendo al Señor en ese lugar,
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y podrá comer su porción de los sacrificios y las ofrendas, aun cuando también reciba sustento de su familia.
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Un llamado a una vida santa »Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, ten mucho cuidado de no imitar las costumbres detestables de las naciones que viven allí.
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Por ejemplo, jamás sacrifiques a tu hijo o a tu hija como una ofrenda quemada. Tampoco permitas que el pueblo practique la adivinación, ni la hechicería, ni que haga interpretación de agüeros, ni se mezcle en brujerías,
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ni haga conjuros; tampoco permitas que alguien se preste a actuar como médium o vidente, ni que invoque el espíritu de los muertos.
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Cualquiera que practique esas cosas es detestable a los ojos del Señor . Precisamente porque las otras naciones hicieron esas cosas detestables, el Señor tu Dios las expulsará de tu paso.
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Sin embargo, tú debes ser intachable delante del Señor tu Dios.
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Las naciones que estás por desplazar consultan a los adivinos y a los hechiceros, pero el Señor tu Dios te prohíbe hacer esas cosas».
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Profetas verdaderos y profetas falsos Moisés siguió diciendo: «El Señor su Dios les levantará un profeta como yo de entre sus hermanos israelitas. A él tendrán que escucharlo,
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pues eso fue lo que ustedes le pidieron al Señor su Dios cuando estaban reunidos al pie del monte Sinaí. Dijeron: “No queremos oír nunca más la voz del Señor nuestro Dios ni ver este fuego ardiente, porque moriremos”.
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»Entonces el Señor me dijo: “Lo que el pueblo dice es cierto.
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Levantaré un profeta como tú de entre sus hermanos israelitas. Pondré mis palabras en su boca, y él dirá al pueblo todo lo que yo le ordene.
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Yo mismo trataré con cualquiera que no preste atención a los mensajes que el profeta proclame en mi nombre.
20
Pero todo profeta que falsamente afirme hablar en mi nombre o hable en nombre de otro dios, tendrá que morir”.
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»Tal vez se pregunten: “¿Cómo sabremos si una profecía viene o no del Señor ?”.
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Si el profeta habla en el nombre del Señor , pero su profecía no se cumple ni ocurre lo que predice, ustedes sabrán que ese mensaje no proviene del Señor . Ese profeta habló sin el respaldo de mi autoridad, y no tienen que temerle.