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Comparación entre Egipto y la Asiria derrotada El 21 de junio, durante el año once de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor :
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«Hijo de hombre, dale este mensaje al faraón, rey de Egipto, y a todas sus multitudes: »“¿Con quién compararás tu grandeza?
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Eres como la poderosa Asiria, que alguna vez fue como un cedro del Líbano, con hermosas ramas que daban una intensa sombra al bosque y su copa llegaba hasta las nubes.
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Los manantiales profundos lo regaban y lo ayudaban a crecer alto y frondoso. El agua corría a su alrededor como un río y fluía hacia todos los árboles cercanos.
5
Este gran árbol se elevaba muy por encima de los demás árboles que lo rodeaban. Creció y desarrolló ramas gruesas y largas por el agua abundante que recibían sus raíces.
6
Las aves anidaban en sus ramas y bajo su sombra parían los animales salvajes. Todas las grandes naciones del mundo vivían bajo su sombra.
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Era fuerte y hermoso, con ramas que se extendían ampliamente porque sus raíces llegaban a lo profundo, donde había agua en abundancia.
8
Ningún otro cedro del jardín de Dios podía hacerle competencia. Ningún ciprés tenía ramas como las suyas; ningún plátano oriental tenía ramas comparables. Ningún árbol del jardín de Dios tenía una belleza parecida.
9
Como hice tan hermoso este árbol y le di un follaje tan magnífico, era la envidia de los demás árboles del Edén, el jardín de Dios.
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»”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: como Egipto se volvió vanidoso y arrogante, y porque se puso tan por encima de los demás que su copa llegaba a las nubes,
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lo entregaré en manos de una nación poderosa para que lo destruya como merece su perversidad. Ya lo he desechado.
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Un ejército extranjero —el terror de las naciones— lo taló y lo dejó tendido en el suelo. Sus ramas quedaron esparcidas por las montañas, los valles y los barrancos de la tierra. Todos los que vivían bajo su sombra se fueron y lo dejaron allí tirado.
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»”Las aves se posan en el tronco caído, y los animales salvajes se tienden entre sus ramas.
14
Que ningún árbol de ninguna otra nación se envanezca por su propia grandeza, aunque supere la altura de las nubes y reciba agua de lo profundo. Pues todos están condenados a morir y a descender a las profundidades de la tierra. Caerán a la fosa junto con el resto del mundo.
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»”Esto dice el Señor Soberano: cuando Asiria descendió a la tumba, hice que los manantiales profundos se lamentaran. Detuve el curso de sus ríos y sequé su abundante agua. Vestí de negro el Líbano e hice que se marchitaran los árboles del campo.
16
Hice que las naciones temblaran de miedo al sonido de su caída, porque la envié a la tumba junto con todos los que descienden a la fosa. Los demás árboles vanidosos del Edén, los mejores y más hermosos del Líbano, aquellos que hundían sus raíces profundamente en el agua, se consolaron al encontrar a este árbol allí con ellos en las profundidades de la tierra.
17
También sus aliados fueron destruidos y estaban muertos. Habían descendido a la tumba todas esas naciones que una vez vivieron bajo su sombra.
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»”Oh Egipto, ¿a cuál de los árboles del Edén compararás tu fortaleza y tu gloria? Tú también serás enviado a las profundidades con todas esas naciones. Quedarás tendido entre los paganos que murieron a espada. Ese será el destino del faraón y de todas sus multitudes. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».