1
En aquel día quedarán tan pocos hombres que siete mujeres pelearán por uno solo y le dirán: «¡Deja que todas nos casemos contigo! Nos ocuparemos de nuestra propia comida y ropa. Solo déjanos tomar tu apellido, para que no se burlen de nosotras diciendo que somos solteronas».
2
Una promesa de restauración Pero en aquel día, el retoño del Señor será hermoso y glorioso. El fruto de la tierra será el orgullo y la gloria de todos los sobrevivientes de Israel.
3
Los que queden en Sión serán un pueblo santo, los que sobrevivan la destrucción de Jerusalén y estén registrados entre los vivientes.
4
El Señor lavará la inmundicia de la hermosa Sión y limpiará a Jerusalén de sus manchas de sangre con el aliento abrasador de su ardiente juicio.
5
Entonces el Señor proveerá sombra para el monte Sión y para todos los que se reúnan allí; les dará una cubierta de nubes durante el día y por la noche, humo y ardiente fuego, que cubrirá la tierra gloriosa.
6
Será un refugio del calor del día y un albergue contra las tormentas y la lluvia.