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Promesas de paz y prosperidad Mientras Jeremías aún estaba detenido en el patio de la guardia, el Señor le dio un segundo mensaje:
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«Esto dice el Señor , el Señor que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el Señor :
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pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir.
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Pues esto dice el Señor , Dios de Israel: ustedes derribaron las casas de esta ciudad y hasta el palacio real a fin de conseguir materiales para fortalecer las murallas contra las rampas de asalto y contra la espada del enemigo.
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Ustedes esperan luchar contra los babilonios pero los hombres de esta ciudad ya están como muertos, porque en mi terrible enojo he decidido destruirlos. Los abandoné debido a toda su perversidad.
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»Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz.
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Restableceré el bienestar de Judá e Israel y reconstruiré sus ciudades.
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Los limpiaré de sus pecados contra mí y perdonaré todos sus pecados de rebelión.
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¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las naciones de la tierra! ¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y prosperidad que le doy!
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»Esto dice el Señor : ustedes dijeron: “Esta es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”. Sin embargo, en las calles desiertas de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá volverán a oírse
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risas y voces de alegría. Otra vez se oirán las voces felices de los novios y las novias junto con las canciones alegres de las personas que traen ofrendas de gratitud al Señor . Cantarán: “Denle gracias al Señor de los Ejércitos Celestiales, porque el Señor es bueno. ¡Su fiel amor perdura para siempre!”. Pues restauraré la prosperidad de esta tierra a como era en el pasado, dice el Señor .
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»Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: esta tierra —a pesar de que ahora está desolada y no tiene gente ni animales— tendrá otra vez pastizales donde los pastores podrán llevar los rebaños.
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Una vez más los pastores contarán sus rebaños en las ciudades de la zona montañosa, en las colinas de Judá, en el Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá. ¡Yo, el Señor , he hablado!
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»Llegará el día, dice el Señor , cuando haré por Israel y por Judá todas las cosas buenas que les he prometido.
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»En esos días y en ese tiempo levantaré un descendiente justo, del linaje del rey David. Él hará lo que es justo y correcto en toda la tierra.
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En ese día Judá será salvo, y Jerusalén vivirá segura. Y este será su nombre: “El Señor es nuestra justicia” .
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Pues esto dice el Señor : David tendrá por siempre un descendiente sentado en el trono de Israel.
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Y siempre habrá sacerdotes levitas para ofrecerme ofrendas quemadas, ofrendas de grano y sacrificios».
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Luego Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor :
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«Esto dice el Señor : si ustedes pudieran romper mi pacto con el día y con la noche de modo que uno no siguiera al otro,
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solo entonces se rompería mi pacto con mi siervo David. Solo entonces, él no tendría un descendiente para reinar sobre su trono. Lo mismo ocurre con mi pacto con los sacerdotes levitas que ministran ante mí.
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Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí».
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El Señor le dio a Jeremías otro mensaje y le dijo:
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«¿Te has dado cuenta de lo que la gente dice?: “¡El Señor eligió a Judá y a Israel pero luego los abandonó!”. En son de burla dicen que Israel no es digno de ser considerado una nación.
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Sin embargo, esto dice el Señor : así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo.
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Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».