1
»¡Qué frágil es el ser humano! ¡Qué breve es la vida, tan llena de dificultades!
2
Brotamos como una flor y después nos marchitamos; desaparecemos como una sombra pasajera.
3
¿Tienes que vigilar a una criatura tan frágil y exiges que yo te rinda cuentas?
4
¿Quién podrá sacar pureza de una persona impura? ¡Nadie!
5
Tú has determinado la duración de nuestra vida. Tú sabes cuántos meses viviremos, y no se nos concederá ni un minuto más.
6
Así que, ¡déjanos tranquilos, déjanos descansar! Somos como los jornaleros, entonces déjanos terminar nuestro trabajo en paz.
7
»¡Hasta un árbol tiene más esperanza! Si lo cortan, volverá a brotar y le saldrán nuevas ramas.
8
Aunque sus raíces hayan envejecido en la tierra y su tocón esté podrido,
9
al sentir el agua renacerá y echará nuevos brotes como un árbol recién plantado.
10
»En cambio, cuando los seres humanos mueren, pierden su fuerza; dan su último suspiro, y después, ¿dónde están?
11
Como el agua se evapora de un lago y el río desaparece en la sequía,
12
así mismo la gente yace en la tumba y jamás se levanta. Hasta que los cielos dejen de existir, nadie despertará ni será perturbado de su sueño.
13
»¡Cómo quisiera que me escondieras en la tumba y que allí me dejaras olvidado hasta que pase tu enojo! ¡Pero anota en tu calendario para que te acuerdes de mí!
14
¿Pueden los muertos volver a vivir? De ser así, esto me daría esperanza durante todos mis años de lucha y con anhelo esperaría la liberación de la muerte.
15
Me llamarías y yo te respondería, y tú me añorarías a mí, la obra de tus manos.
16
Entonces, cuidarías mis pasos en lugar de vigilar mis pecados.
17
Mis pecados estarían sellados en una bolsa y cubrirías mi culpa.
18
»En cambio, de la manera que las montañas caen y se derrumban y como las rocas se despeñan por el precipicio,
19
como el agua desgasta las piedras y las inundaciones arrastran la tierra, así mismo tú destruyes la esperanza de la gente.
20
Tú siempre puedes más que ellos, y desaparecen de la escena. Los desfiguras cuando mueren y los despides.
21
Ellos nunca saben si sus hijos crecen con honor o si se hunden en el olvido.
22
Sufren con dolor; su vida está llena de desgracia».