11
Siempre habrá pobres entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
12
Ella ha derramado este perfume sobre mí a fin de preparar mi cuerpo para el entierro.
13
Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
14
Judas acuerda traicionar a Jesús Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes
15
y preguntó: «¿Cuánto me pagarán por traicionar a Jesús?». Y ellos le dieron treinta piezas de plata.
16
A partir de ese momento, Judas comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús.
17
La última cena El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
24
Pues el Hijo del Hombre tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. ¡Pero qué terrible será para el que lo traiciona! ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!
25
Judas, el que lo iba a traicionar, también preguntó: —¿Seré yo, Rabí? Y Jesús le dijo:
26
Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo:
27
Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos y dijo:
28
porque esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio para perdonar los pecados de muchos.
29
Acuérdense de lo que les digo: no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre».
30
Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
31
Jesús predice la negación de Pedro En el camino, Jesús les dijo:
32
»Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré».
33
Pedro declaró: —Aunque todos te abandonen, yo jamás te abandonaré.
46
Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!».
47
Traicionan y arrestan a Jesús Mientras Jesús hablaba, llegó Judas, uno de los doce discípulos, junto con una multitud de hombres armados con espadas y palos. Los habían enviado los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo.
48
El traidor, Judas, había acordado con ellos una señal: «Sabrán a cuál arrestar cuando lo salude con un beso».
49
Entonces Judas fue directamente a Jesús. —¡Saludos, Rabí! —exclamó y le dio el beso.
50
Jesús dijo: Entonces los otros agarraron a Jesús y lo arrestaron;
51
pero uno de los hombres que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al esclavo del sumo sacerdote cortándole una oreja.
56
En ese momento, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
57
Jesús ante el Concilio Luego la gente que había arrestado a Jesús lo llevó a la casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley religiosa y los ancianos.
58
Mientras tanto, Pedro lo siguió de lejos y llegó al patio del sumo sacerdote. Entró, se sentó con los guardias y esperó para ver cómo acabaría todo.
59
Adentro, los principales sacerdotes y todo el Concilio Supremo intentaban encontrar testigos que mintieran acerca de Jesús para poder ejecutarlo.
60
Sin embargo, aunque encontraron a muchos que accedieron a dar un falso testimonio, no pudieron usar el testimonio de ninguno. Finalmente, se presentaron dos hombres
61
y declararon: «Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”».
62
Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le dijo a Jesús: «Bien, ¿no vas a responder a estos cargos? ¿Qué tienes que decir a tu favor?».
63
Pero Jesús guardó silencio. Entonces el sumo sacerdote le dijo: —Te exijo, en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios.
65
Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal de horror y dijo: «¡Blasfemia! ¿Para qué necesitamos más testigos? Todos han oído la blasfemia que dijo.
66
¿Cuál es el veredicto?». «¡Culpable! —gritaron—. ¡Merece morir!».
67
Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas
68
y se burlaban: «¡Profetízanos, Mesías! ¿Quién te golpeó esta vez?».
69
Pedro niega a Jesús Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera en el patio. Una sirvienta se acercó y le dijo: —Tú eras uno de los que estaban con Jesús, el galileo.
70
Pero Pedro lo negó frente a todos. —No sé de qué hablas —le dijo.
71
Más tarde, cerca de la puerta, lo vio otra sirvienta, quien les dijo a los que estaban por ahí: «Este hombre estaba con Jesús de Nazaret ».
72
Nuevamente, Pedro lo negó, esta vez con un juramento. «Ni siquiera conozco al hombre», dijo.
73
Un poco más tarde, algunos de los otros que estaban allí se acercaron a Pedro y dijeron: —Seguro que tú eres uno de ellos; nos damos cuenta por el acento galileo que tienes.
74
Pedro juró: —¡Que me caiga una maldición si les miento! ¡No conozco al hombre! Inmediatamente, el gallo cantó.
75
De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: Y Pedro salió llorando amargamente.