7
¡El hombre se levantó de un salto y se fue a su casa!
8
Al ver esto, el temor se apoderó de la multitud; y alababan a Dios por enviar a un hombre con tanta autoridad.
9
Jesús llama a Mateo Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre llamado Mateo sentado en su cabina de cobrador de impuestos. le dijo Jesús. Entonces Mateo se levantó y lo siguió.
10
Más tarde, Mateo invitó a Jesús y a sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama.
11
Cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su maestro come con semejante escoria? ».
14
Discusión acerca del ayuno Un día los discípulos de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?
16
»Además, ¿a quién se le ocurriría remendar una prenda vieja con tela nueva? Pues el remiendo nuevo encogería y se desprendería de la tela vieja, lo cual dejaría una rotura aún mayor que la anterior.
17
»Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos. Pues los cueros viejos se reventarían por la presión y el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados. El vino nuevo se guarda en cueros nuevos para preservar a ambos.
18
Jesús sana en respuesta a la fe Mientras Jesús decía esas cosas, el líder de una sinagoga se le acercó y se arrodilló delante de él. «Mi hija acaba de morir —le dijo—, pero tú puedes traerla nuevamente a la vida solo con venir y poner tu mano sobre ella».
19
Entonces Jesús y sus discípulos se levantaron y fueron con él.
20
Justo en ese momento, una mujer quien hacía doce años que sufría de una hemorragia continua se le acercó por detrás. Tocó el fleco de la túnica de Jesús
21
porque pensó: «Si tan solo toco su túnica, quedaré sana».
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Jesús se dio vuelta, y cuando la vio le dijo: Y la mujer quedó sana en ese instante.
23
Cuando Jesús llegó a la casa del oficial, vio a una ruidosa multitud y escuchó la música del funeral.
25
Sin embargo, una vez que hicieron salir a todos, Jesús entró y tomó la mano de la niña, ¡y ella se puso de pie!
26
La noticia de este milagro corrió por toda la región.
27
Jesús sana a unos ciegos Cuando Jesús salió de la casa de la niña, lo siguieron dos hombres ciegos, quienes gritaban: «¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!».
28
Entraron directamente a la casa donde Jesús se hospedaba, y él les preguntó: —Sí, Señor —le dijeron—, lo creemos.
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Entonces sus ojos se abrieron, ¡y pudieron ver! Jesús les advirtió severamente:
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pero ellos, en cambio, salieron e hicieron correr su fama por toda la región.
32
Cuando se fueron, un hombre que no podía hablar, poseído por un demonio, fue llevado a Jesús.
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Entonces Jesús expulsó al demonio y después el hombre comenzó a hablar. Las multitudes quedaron asombradas. «¡Jamás sucedió algo así en Israel!», exclamaron.
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Sin embargo, los fariseos dijeron: «Puede expulsar demonios porque el príncipe de los demonios le da poder».
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La necesidad de obreros Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas de esa región, enseñando en las sinagogas y anunciando la Buena Noticia acerca del reino; y sanaba toda clase de enfermedades y dolencias.
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Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor.