1
El pueblo de Israel se alimenta del viento; todo el día corre tras el viento del oriente. Amontonan mentiras y violencia; hacen una alianza con Asiria mientras mandan aceite de oliva a fin de comprar el apoyo de Egipto.
2
Ahora el Señor presenta cargos contra Judá. Está a punto de castigar a Jacob por todos sus caminos engañosos y cobrarle por todo lo que hizo.
3
Aun en la matriz, Jacob luchó con su hermano; cuando se hizo hombre, hasta peleó con Dios.
4
Sí, luchó con el ángel y venció. Lloró y clamó para que lo bendijera. Allá en Betel se encontró cara a cara con Dios y Dios habló con él,
5
¡el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, el Señor es su nombre!
6
Así que ahora, vuélvete a tu Dios. Actúa con amor y justicia, y confía siempre en él.
7
Pero no, la gente se comporta como astutos comerciantes que venden con balanzas fraudulentas; les encanta estafar.
8
Israel se jacta: «¡Yo soy rico! ¡Sin ayuda de nadie hice una fortuna! ¡Nadie me ha descubierto haciendo trampas! ¡Mi historial es impecable!».
9
«Pero yo soy el Señor tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en Egipto. Y te haré habitar otra vez en carpas como lo haces cada año en el Festival de las Enramadas.
10
Yo envié a mis profetas para advertirte con numerosas visiones y parábolas».
11
Pero la gente de Galaad no vale nada debido a su idolatría. Y en Gilgal también sacrifican toros; sus altares están en filas como montones de piedra a lo largo de los bordes de un campo arado.
12
Jacob huyó a la tierra de Aram y allí, a cambio de pastorear ovejas, ganó una esposa.
13
Luego, por medio de un profeta, el Señor sacó de Egipto a los descendientes de Jacob; y fueron protegidos por el mismo profeta.
14
Pero el pueblo de Israel amargamente ha provocado al Señor , ahora el Señor los sentenciará a muerte en pago por sus pecados.