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Roboán fue a Siquén porque todos los israelitas se habían reunido allí para proclamarlo rey.
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De esto se enteró Jeroboán hijo de Nabat, así que volvió de Egipto, que es adonde había huido del rey Salomón.
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Cuando lo mandaron a buscar, él y todo Israel fueron a ver a Roboán y le dijeron:
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—Su padre nos impuso un yugo pesado. Alívienos usted ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así serviremos a Su Majestad.
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—Váyanse por ahora —respondió Roboán—, pero vuelvan a verme dentro de tres días.Cuando el pueblo se fue,
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el rey Roboán consultó con los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.—¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a este pueblo? —preguntó.
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Ellos respondieron:—Si Su Majestad trata con bondad a este pueblo, y condesciende con ellos y les responde con amabilidad, ellos le servirán para siempre.
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Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los ancianos, y consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.
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—¿Ustedes qué me aconsejan? —les preguntó—. ¿Cómo debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívienos el yugo que su padre nos echó encima”?
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Aquellos jóvenes, que se habían criado con él, le contestaron:—El pueblo le ha dicho a Su Majestad: “Su padre nos impuso un yugo pesado; hágalo usted más ligero”. Pues bien, respóndales de este modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre.
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Si él les impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Y si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!”a
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Al tercer día, en la fecha que el rey Roboán había indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él.
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Pero el rey Roboán les respondió con brusquedad: rechazó el consejo de los ancianos,
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y siguió más bien el de los jóvenes. Les dijo: «Si mi padre les impusob un yugo pesado; ¡yo les aumentaré la carga! Si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!»
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Y como el rey no escuchó al pueblo, las cosas tomaron este rumbo por voluntad de Dios. Así se cumplió la palabra que el SEÑOR le había comunicado a Jeroboán hijo de Nabat por medio de Ahías el silonita.
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Cuando se dieron cuenta de que el reyc no iba a hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una:«¡Pueblo de Israel, todos a sus casas!¡Y tú, David, ocúpate de los tuyos!¿Qué parte tenemos con David?¿Qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?»Así que se fueron, cada uno a su casa.
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Sin embargo, Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.
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Más tarde, el rey Roboán envió a Adoniránd para que supervisara el trabajo forzado, pero los israelitas lo mataron a pedradas. ¡A duras penas logró el rey subir a su carro y escapar a Jerusalén!
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Desde entonces Israel ha estado en rebelión contra la familia de David.