2
«Antes de partir de este mundo para reunirte con tus antepasados, en nombre de tu pueblo tienes que vengarte de los madianitas».
3
Moisés se dirigió al pueblo y le dijo: «Preparen a algunos de sus hombres para la guerra contra Madián. Vamos a descargar sobre ellos la venganza del SEÑOR.
4
Que cada una de las tribus de Israel envíe mil hombres a la guerra».
5
Los escuadrones de Israel proveyeron mil hombres por cada tribu, con lo que se reunieron doce mil hombres armados para la guerra.
6
Moisés envió a la guerra a los mil hombres de cada tribu. Con ellos iba Finés, hijo del sacerdote Eleazar, quien tenía a su cargo los utensilios del santuario y las trompetas que darían la señal de ataque.
7
Tal como el SEÑOR se lo había ordenado a Moisés, los israelitas entraron en batalla y mataron a todos los madianitas.
8
Pasaron a espada a Eví, Requen, Zur, Jur y Reba, que eran los cinco reyes de Madián, y también a Balán hijo de Beor.
9
Capturaron a las mujeres y a los niños de los madianitas, y tomaron como botín de guerra todo su ganado, rebaños y bienes.
10
A todas las ciudades y campamentos donde vivían los madianitas les prendieron fuego,
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y se apoderaron de gente y de animales. Todos los despojos y el botín
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se los llevaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a toda la comunidad israelita. A los prisioneros, el botín y los despojos los llevaron hasta el campamento que estaba en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó.
13
Moisés y el sacerdote Eleazar y todos los líderes de la comunidad salieron a recibirlos fuera del campamento.
14
Moisés estaba furioso con los jefes de mil y de cien soldados que regresaban de la batalla.
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«¿Cómo es que dejaron con vida a las mujeres? —les preguntó—.
16
¡Si fueron ellas las que, aconsejadas por Balán, hicieron que los israelitas traicionaran al SEÑOR en Baal Peor! Por eso murieron tantos del pueblo del SEÑOR.
17
Maten a todos los niños, y también a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales,
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pero quédense con todas las muchachas que jamás las hayan tenido.
19
»Todos los que hayan matado a alguien, o hayan tocado un cadáver, deberán quedarse fuera del campamento durante siete días. Al tercer día, y al séptimo, se purificarán ustedes y sus prisioneros.
20
También deberán purificar toda la ropa, y todo artículo de cuero, de pelo de cabra, o de madera».
21
El sacerdote Eleazar les dijo a los soldados que habían ido a la guerra: «Esto es lo que manda la ley que el SEÑOR le entregó a Moisés:
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y todo lo que resista el fuego, deberá ser pasado por el fuego para purificarse, pero también deberá limpiarse con las aguas de la purificación. Todo lo que no resista el fuego deberá pasar por las aguas de la purificación.
24
Al séptimo día, lavarán ustedes sus vestidos y quedarán purificados. Entonces podrán reintegrarse al campamento».
26
«Tú y el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias patriarcales harán un recuento de toda la gente y de todos los animales capturados.
27
Dividirán el botín entre los soldados que fueron a la guerra y el resto de la comunidad.
28
A los que fueron a la guerra les exigirás del botín una contribución para el SEÑOR. Tanto de la gente como de los asnos, vacas u ovejas, apartarás uno de cada quinientos.
29
Los tomarás de la parte que les tocó a los soldados, y se los darás al sacerdote Eleazar como contribución al SEÑOR.
30
De la parte que les toca a los israelitas, apartarás de la gente uno de cada cincuenta, lo mismo que de los asnos, vacas, ovejas u otros animales, y se los darás a los levitas, pues ellos son los responsables del cuidado de mi santuario».
31
Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron tal como el SEÑOR se lo ordenó a Moisés.
32
Sin tomar en cuenta los despojos que tomaron los soldados, el botín fue de seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
47
De la parte que les tocó a los israelitas, Moisés tomó una de cada cincuenta personas, y uno de cada cincuenta animales, tal como el SEÑOR se lo había ordenado, y todos ellos se los entregó a los levitas, que eran los responsables del cuidado del santuario del SEÑOR.
48
Entonces los oficiales que estaban a cargo de la tropa, es decir, los jefes de mil y de cien soldados, se acercaron a Moisés
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y le dijeron: «Tus siervos han pasado revista, y no falta ninguno de los soldados que estaban bajo nuestras órdenes.
50
Por eso hemos traído, como ofrenda al SEÑOR, los artículos de oro que cada uno de nosotros encontró: brazaletes, cadenas, sortijas, pendientes y collares. Todo esto lo traemos para hacer propiciación por nosotros ante el SEÑOR».
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Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron todos los artículos de oro.
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Todo el oro que los jefes de mil y de cien soldados presentaron como contribución al SEÑOR pesó ciento noventa kilos.a
54
Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de manos de los jefes, y lo llevaron a la Tienda de reunión para que el SEÑOR tuviera presentes a los israelitas.