18 —Tráiganlos vivos —ordenó Ben-adad—, ya sea que vengan en son de paz o de guerra.
19 Ahora bien, los comandantes de las provincias de Acab junto con todo el ejército habían salido a pelear.
20 Cada soldado israelita mató a su oponente arameo, y de pronto todo el ejército arameo sintió pánico y huyó. Los israelitas persiguieron a los arameos, pero el rey Ben-adad y algunos de sus conductores de carros escaparon a caballo.
21 Sin embargo, el rey de Israel destruyó al resto de los caballos y carros de guerra y masacró a los arameos.
22 Después el profeta le dijo al rey Acab: «Prepárate para otro ataque; empieza a planificar desde ahora, porque el rey de Aram regresará la próxima primavera».
23 Segundo ataque de Ben-adad
Después de la derrota, los oficiales de Ben-adad le dijeron: «Los dioses de los israelitas son dioses de las montañas, por eso ganaron; pero podemos vencerlos fácilmente en las llanuras.
24 ¡Solo que esta vez reemplaza a los reyes con generales!
25 Recluta otro ejército como el que perdiste. Consíguenos la misma cantidad de caballos, carros de guerra y hombres, y nosotros pelearemos contra los israelitas en las llanuras. Sin duda los venceremos». Así que el rey Ben-adad hizo lo que ellos le sugirieron.
26 La primavera siguiente, llamó al ejército arameo y avanzó contra Israel, pero esta vez en Afec.
27 Entonces Israel reunió a su ejército, montó líneas de abastecimiento y salió a pelear. Pero el ejército de Israel parecía dos pequeños rebaños de cabras en comparación con el inmenso ejército arameo, ¡que llenaba la campiña!
28 Entonces el hombre de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: «Esto dice el Señor
: “Los arameos han dicho: ‘El Señor
es un dios de las montañas y no de las llanuras’. Así que derrotaré a este gran ejército por ti. Entonces sabrás que yo soy el Señor
”».
29 Los dos ejércitos acamparon, uno frente al otro, durante siete días. El séptimo día comenzó la batalla. En un solo día los israelitas mataron a cien mil soldados arameos de infantería.
30 El resto huyó a la ciudad de Afec, pero la muralla les cayó encima y mató a otros veintisiete mil de ellos. Ben-adad huyó a la ciudad y se escondió en un cuarto secreto.
31 Los oficiales de Ben-adad le dijeron: «Hemos oído, señor, que los reyes de Israel son compasivos. Entonces pongámonos tela áspera alrededor de la cintura y sogas en la cabeza en señal de humillación, y rindámonos ante el rey de Israel. Tal vez así le perdone la vida».
32 Entonces se pusieron tela áspera y sogas, y fueron a ver al rey de Israel, a quien le suplicaron:
—Su siervo Ben-adad dice: “Le ruego que me perdone la vida”.
El rey de Israel respondió:
—¿Todavía vive? ¡Él es mi hermano!
33 Los hombres tomaron la respuesta como una buena señal y, aprovechando esas palabras, enseguida le respondieron:
—¡Sí, su hermano Ben-adad!
—¡Vayan a traerlo! —les dijo el rey de Israel.
Cuando Ben-adad llegó, Acab lo invitó a subir a su carro de guerra.
34 Ben-adad le dijo:
—Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre, y puedes establecer lugares de comercio en Damasco, como hizo mi padre en Samaria.
Entonces Acab le dijo:
—Te dejaré en libertad con estas condiciones.
Así que hicieron un nuevo tratado y Ben-adad quedó en libertad.
35 Un profeta condena a Acab
Mientras tanto, el Señor
le ordenó a un miembro del grupo de profetas que le dijera a otro: «¡Golpéame!»; pero el hombre se negó a golpearlo.
36 Entonces el profeta le dijo: «Como no obedeciste la voz del Señor
, un león te matará apenas te separes de mí». Cuando el hombre se fue, sucedió que un león lo atacó y lo mató.
37 Luego el profeta se dirigió a otro hombre y le dijo: «¡Golpéame!». Así que el hombre lo golpeó y lo hirió.
38 El profeta se puso una venda en los ojos para que no lo reconocieran y se quedó junto al camino, esperando al rey.
39 Cuando el rey pasó, el profeta lo llamó:
—Señor, yo estaba en lo más reñido de la batalla, cuando de pronto un hombre me trajo un prisionero y me dijo: “Vigila a este hombre; si por alguna razón se te escapa, ¡pagarás con tu vida o con una multa de treinta y cuatro kilos
de plata!”;
40 pero mientras yo estaba ocupado en otras cosas, ¡el prisionero desapareció!
—Bueno, fue tu culpa —respondió el rey—. Tú mismo has firmado tu propia sentencia.
41 Enseguida el profeta se quitó la venda de los ojos, y el rey lo reconoció como uno de los profetas.
42 El profeta le dijo:
—Esto dice el Señor
: “Por haberle perdonado la vida al hombre que yo dije que había que destruir
ahora tú morirás en su lugar, y tu pueblo morirá en lugar de su pueblo”.
43 Entonces el rey de Israel volvió a su casa en Samaria, enojado y de mal humor.

Otras traducciones de 1 Reyes 20:18

La Biblia de las Américas (Español) BLA

1 Reyes 20:18 Entonces dijo: Si en paz han salido, prendedlos vivos; o si en guerra han salido, prendedlos vivos.

English Standard Version ESV

18 He said, "If they have come out for peace, take them alive. Or if they have come out for war, take them alive."

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

18 El entonces dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos

King James Version KJV

18 And he said, Whether they be come out for peace, take them alive; or whether they be come out for war, take them alive.

New King James Version NKJV

1 Kings 20:18 So he said, "If they have come out for peace, take them alive; and if they have come out for war, take them alive."

Nueva Versión Internacional NVI

18 ordenó: «¡Captúrenlos vivos, sea que vengan en son de paz o en son de guerra!»

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

18 El entonces dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

18 El entonces dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos.
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