11 Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor
su Dios ¡y me sanara!
12 ¿Acaso los ríos de Damasco —el Abaná y el Farfar— no son mejores que cualquier río de Israel? ¿Por qué no puedo lavarme en uno de ellos y sanarme?». Así que Namaán dio media vuelta y salió enfurecido.
13 Sus oficiales trataron de hacerle entrar en razón y le dijeron: «Señor,
si el profeta le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil, ¿usted no lo habría hecho? Así que en verdad debería obedecerlo cuando sencillamente le dice: “¡Ve, lávate y te curarás!”».
14 Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó!
15 Después Naamán y todo su grupo regresaron a buscar al hombre de Dios. Se pararon ante él, y Naamán le dijo:
—Ahora sé que no hay Dios en todo el mundo, excepto en Israel. Así que le ruego que acepte un regalo de su siervo.
16 Pero Eliseo respondió:
—Tan cierto como que el Señor
vive, a quien yo sirvo, no aceptaré ningún regalo.
Aunque Naamán insistió en que aceptara el regalo, Eliseo se negó.
17 Entonces Naamán le dijo:
—Está bien, pero permítame, por favor, cargar dos de mis mulas con tierra de este lugar, y la llevaré a mi casa. A partir de ahora, nunca más presentaré ofrendas quemadas o sacrificios a ningún otro dios que no sea el Señor
.
18 Sin embargo, que el Señor
me perdone en una sola cosa: cuando mi amo, el rey, vaya al templo del dios Rimón para rendirle culto y se apoye en mi brazo, que el Señor
me perdone cuando yo también me incline.
19 —Ve en paz —le dijo Eliseo.
Así que Naamán emprendió el regreso a su casa.
20 La codicia de Giezi
Ahora bien, Giezi, el sirviente de Eliseo, hombre de Dios, se dijo a sí mismo: «Mi amo no debería haber dejado ir al arameo sin aceptar ninguno de sus regalos. Tan cierto como que el Señor
vive, yo iré tras él y le sacaré algo».
21 Entonces Giezi salió en busca de Naamán.
Cuando Naamán vio que Giezi corría detrás de él, bajó de su carro de guerra y fue a su encuentro.
—¿Está todo bien? —le preguntó Naamán.

Otras traducciones de 2 Reyes 5:11

La Biblia de las Américas (Español) BLA

2 Reyes 5:11 Pero Naamán se enojó, y se iba diciendo: He aquí, yo pensé: "Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre del SEÑOR su Dios, moverá su mano sobre la parte enferma y curará la lepra."

English Standard Version ESV

11 But Naaman was angry and went away, saying, "Behold, I thought that he would surely come out to me and stand and call upon the name of the LORD his God, and wave his hand over the place and cure the leper.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre del SEÑOR su Dios, y alzará su mano, y tocará el lugar, y sanará la lepra

King James Version KJV

11 But Naaman was wroth, and went away, and said, Behold, I thought, He will surely come out to me, and stand, and call on the name of the LORD his God, and strike his hand over the place, and recover the leper.

New King James Version NKJV

2 Kings 5:11 But Naaman became furious, and went away and said, "Indeed, I said to myself, 'He will surely come out to me, and stand and call on the name of the Lord his God, and wave his hand over the place, and heal the leprosy.'

Nueva Versión Internacional NVI

11 Naamán se enfureció y se fue, quejándose: «¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del SEÑOR su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

11 Y Naamán se fué enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano, y tocará el lugar, y sanará la lepra.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre del SEÑOR su Dios, y alzará su mano, y tocará el lugar, y sanará la lepra.
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