3 Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga por el rey
4 Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que vinieran a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia
5 Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba
6 Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel
7 Y al finalizar un periodo predeterminado de cuarenta años aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido al SEÑOR
8 Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si el SEÑOR me volviere a Jerusalén, yo serviré al SEÑOR
9 Y el rey dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y se fue a Hebrón
10 Pero envió Absalón espías por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oyereis el sonido del shofar, diréis: Absalón reina en Hebrón
11 Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén por él convidados, los cuales iban en su integridad, sin saber nada
12 También envió Absalón por Ahitofel, el gilonita, del consejo de David, a Gilo su ciudad, mientras hacía sus sacrificios. Y fue hecha una grande conjuración, y el pueblo con Absalón se iba aumentando
13 Y vino el aviso a David, diciendo: El corazón del varón de Israel se va tras Absalón
14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar de otra manera delante de Absalón; daos prisa a andar, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada
15 Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el rey eligiere
16 El rey entonces salió, con toda su casa a pie; y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardaran la casa
17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo a pie, y se pararon en un lugar distante
18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, y todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie con él desde Gat, iban delante del rey
19 Y dijo el rey a Itai, el geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar
20 ¿Ayer viniste, y he de hacer hoy que mudes lugar para ir con nosotros? Yo voy como voy; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; en ti hay misericordia y verdad
21 Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo
22 Entonces David dijo a Itai: Ven pues, y pasa. Y pasó Itai, el geteo, y todos sus varones, y todos sus pequeños
23 Y todos los de la tierra lloraron en alta voz; y pasó todo el pueblo el arroyo de Cedrón; y después pasó el rey, y todo el pueblo pasó, al camino que va al desierto
24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que hubo acabado de salir de la ciudad todo el pueblo
25 Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos del SEÑOR, él me volverá, y me hará ver a ella y a su tabernáculo
26 Y si dijere: No me agradas; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere
27 Dijo aún el rey a Sadoc sacerdote: ¿No eres tú el vidente? Vuélvete en paz a la ciudad; y con vosotros vuestros dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonatán hijo de Abiatar
28 Mirad, yo me detendré en los campos del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso
29 Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén; y se estuvieron allá
30 Y David subió la cuesta de las olivas; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y lloraban mientras subían
31 Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel también está con los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Enloquece ahora, oh SEÑOR, el consejo de Ahitofel
32 Y cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai, el arquita, que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza
33 Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás de carga
34 mas si volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo, entonces tú disiparás el consejo de Ahitofel
35 ¿No estarán allí contigo Sadoc y Abiatar sacerdotes? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello a Sadoc y a Abiatar sacerdotes
36 Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonatán el de Abiatar; por mano de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis
37 Así se vino Husai compañero especial de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén

Otras traducciones de 2 Samuel 15:3

La Biblia de las Américas (Español) BLA

2 Samuel 15:3 Entonces Absalón le decía: Mira, tu causa es buena y justa, pero nadie te va a escuchar de parte del rey.

English Standard Version ESV

3 Absalom would say to him, "See, your claims are good and right, but there is no man designated by the king to hear you."

King James Version KJV

3 And Absalom said unto him, See, thy matters are good and right; but there is no man deputed of the king to hear thee.

New King James Version NKJV

3 Then Absalom would say to him, "Look, your case is good and right; but there is no deputy of the king to hear you."

Nueva Traducción Viviente NTV

2 Samuel 15:3 Entonces Absalón le decía: «Usted tiene muy buenos argumentos a su favor. ¡Es una pena que el rey no tenga disponible a nadie para que los escuche!

Nueva Versión Internacional NVI

3 y Absalón le aseguraba: «Tu demanda es muy justa, pero no habrá quien te escuche de parte del rey».

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

3 Entonces Absalom le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas: mas no tienes quien te oiga por el rey.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

3 Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga por el rey.
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