2 Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio interior, ella logró el favor del rey y él le extendió el cetro de oro. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.
3 Entonces el rey le preguntó:
—¿Qué deseas, reina Ester? ¿Cuál es tu petición? ¡Te la daré, aun si fuera la mitad del reino!
4 Y Ester contestó:
—Si al rey le agrada, venga el rey con Amán hoy al banquete que preparé para el rey.
5 El rey se dirigió a sus asistentes y dijo: «Díganle a Amán que venga de prisa a un banquete, como lo ha solicitado Ester». Así que el rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester.
6 Mientras bebían vino, el rey le dijo a Ester:
—Ahora dime lo que realmente quieres. ¿Cuál es tu petición? ¡Te la daré, aun si fuera la mitad del reino!
7 Ester contestó:
—Mi petición y mi más profundo deseo es que,
8 si he logrado el favor del rey y si al rey le agrada conceder mi petición y hacer lo que le pido, le ruego que venga mañana con Amán al banquete que prepararé para ustedes. Entonces explicaré de qué se trata todo este asunto.
9 El plan de Amán para matar a Mardoqueo
¡Amán salió muy contento del banquete! Sin embargo, cuando vio a Mardoqueo sentado a la puerta del palacio y que no se puso de pie ni tembló de miedo ante su presencia, se enfureció mucho.
10 No obstante, se contuvo y se fue a su casa.
Luego Amán reunió a sus amigos y a Zeres, su esposa,
11 y se jactó ante ellos de su gran riqueza y sus muchos hijos. Hizo alarde de los honores que el rey le había dado y de la forma en que lo había ascendido por encima de todos los otros nobles y funcionarios.
12 Amán también añadió: «¡Y eso no es todo! La reina Ester nos invitó exclusivamente al rey y a mí a un banquete que preparó para nosotros. ¡Y me invitó a cenar mañana nuevamente con ella y con el rey!
13 Sin embargo, todo eso no vale nada mientras vea al judío Mardoqueo sentado allí, a la puerta del palacio».
14 Entonces Zeres, la esposa de Amán, y todos sus amigos sugirieron: «Levanta un poste afilado que mida veintidós metros y medio de altura
y, mañana por la mañana, pídele al rey que atraviese a Mardoqueo en el poste. Después de eso, podrás seguir alegremente tu camino al banquete con el rey». A Amán le gustó la idea, y ordenó que colocaran el poste.

Otras traducciones de Ester 5:2

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Ester 5:2 Y cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el atrio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió hacia Ester el cetro de oro que estaba en su mano. Ester entonces se acercó y tocó el extremo del cetro.

English Standard Version ESV

2 And when the king saw Queen Esther standing in the court, she won favor in his sight, and he held out to Esther the golden scepter that was in his hand. Then Esther approached and touched the tip of the scepter.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

2 Y fue que, cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella tuvo gracia en sus ojos; y el rey extendió a Ester la vara de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester, y tocó la punta de la vara

King James Version KJV

2 And it was so, when the king saw Esther the queen standing in the court, that she obtained favour in his sight: and the king held out to Esther the golden sceptre that was in his hand. So Esther drew near, and touched the top of the sceptre.

New King James Version NKJV

Esther 5:2 So it was, when the king saw Queen Esther standing in the court, that she found favor in his sight, and the king held out to Esther the golden scepter that was in his hand. Then Esther went near and touched the top of the scepter.

Nueva Versión Internacional NVI

2 Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio, se mostró complacido con ella y le extendió el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

2 Y fué que, como vió á la reina Esther que estaba en el patio, ella obtuvo gracia en sus ojos; y el rey extendió á Esther el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces se llegó Esther, y tocó la punta del cetro.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

2 Y fue que, cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella tuvo gracia en sus ojos; y el rey extendió a Ester la vara de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester, y tocó la punta de la vara.
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