11
Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo
12
Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia
13
Y también al hijo de la sierva pondré en gente, porque es tu simiente
14
Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó al muchacho, y la envió. Y ella fue, y se perdió en el desierto de Beerseba
15
Y faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un árbol
16
y se fue y se sentó enfrente, alejándose como un tiro de arco; diciendo: No veré cuando el muchacho muera; y se sentó enfrente, y alzó su voz y lloró
17
Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está
18
Levántate, alza al muchacho, y tómalo de tu mano, porque en gran gente lo tengo de poner
19
Entonces abrió Dios sus ojos, y vio una fuente de agua; y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho
20
Y estaba Dios con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco
21
Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto
22
Y aconteció en aquel mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol, príncipe de su ejército, a Abraham diciendo: Dios es contigo en todo cuanto haces
23
Ahora pues, júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo, ni a mi nieto; sino que conforme a la misericordia que yo hice contigo, harás tú conmigo y con la tierra donde has peregrinado