12 Pero tú me prometiste: “Ciertamente te trataré con bondad y multiplicaré tus descendientes hasta que lleguen a ser tan numerosos como la arena a la orilla del mar, imposibles de contar”».
13 Así que Jacob pasó la noche en aquel lugar. Luego escogió de sus pertenencias los siguientes regalos para entregar a su hermano Esaú:
14 doscientas cabras, veinte chivos, doscientas ovejas, veinte carneros,
15 treinta camellas con sus crías, cuarenta vacas, diez toros, veinte burras y diez burros.
16 Separó esos animales en manadas y asignó cada manada a un siervo distinto. Luego dijo a estos siervos: «Vayan delante de mí con los animales, pero guarden una buena distancia entre las manadas».
17 A los hombres que dirigían el primer grupo les dio las siguientes instrucciones: «Cuando mi hermano Esaú se encuentre con ustedes, él les preguntará: “¿De quién son siervos? ¿Adónde van? ¿Quién es el dueño de estos animales?”.
18 Entonces deben contestar: “Pertenecen a su servidor Jacob, pero son un regalo para su señor Esaú. Mire, él viene detrás de nosotros”».
19 Jacob dio las mismas instrucciones a los siervos a cargo del segundo y tercer grupo, y a todos los que iban detrás de las manadas: «Cuando se encuentren con Esaú, deben responder lo mismo,
20 y asegúrense de decirle: “Mire, su servidor Jacob viene detrás de nosotros”».
Jacob pensó: «Intentaré apaciguarlo enviando regalos antes de mi llegada, y cuando me encuentre con él en persona, quizá me reciba con bondad».
21 Así que los regalos fueron enviados por delante, y Jacob pasó la noche en el campamento.
22 Jacob lucha con Dios
Durante la noche, Jacob se levantó y tomó a sus dos esposas, a sus dos mujeres esclavas y a sus once hijos, y cruzó el río Jaboc con ellos.
23 Después de llevarlos a la otra orilla, hizo pasar todas sus pertenencias.
24 Entonces Jacob se quedó solo en el campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el amanecer.
25 Cuando el hombre vio que no ganaría el combate, tocó la cadera de Jacob y la dislocó.
26 Luego el hombre le dijo:
—¡Déjame ir, pues ya amanece!
—No te dejaré ir a menos que me bendigas —le dijo Jacob.
27 —¿Cómo te llamas? —preguntó el hombre.
—Jacob —contestó él.
28 —Tu nombre ya no será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel,
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
29 —Por favor, dime cuál es tu nombre —le dijo Jacob.
—¿Por qué quieres saber mi nombre? —respondió el hombre. Entonces bendijo a Jacob allí.
30 Jacob llamó a aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sin embargo, conservo la vida».
31 El sol salía cuando Jacob dejó Peniel
y se fue cojeando debido a su cadera dislocada.
32 (Hasta el día de hoy, el pueblo de Israel no come del tendón que está cerca de la articulación de la cadera, debido a lo que ocurrió aquella noche cuando el hombre torció el tendón de la cadera de Jacob).

Otras traducciones de Génesis 32:12

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Génesis 32:12 Y tú dijiste: "De cierto te haré prosperar, y haré tu descendencia como la arena del mar que no se puede contar por su gran cantidad."

English Standard Version ESV

12 But you said, 'I will surely do you good, and make your offspring as the sand of the sea, which cannot be numbered for multitude.'"

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

12 Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud

King James Version KJV

12 And thou saidst, I will surely do thee good, and make thy seed as the sand of the sea, which cannot be numbered for multitude.

New King James Version NKJV

Genesis 32:12 For You said, 'I will surely treat you well, and make your descendants as the sand of the sea, which cannot be numbered for multitude.' "

Nueva Versión Internacional NVI

12 Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar».

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

12 Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

12 Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.
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