21 pero cuando íbamos de regreso a nuestra casa, nos detuvimos a pasar la noche y abrimos nuestros costales. Entonces descubrimos que el dinero de cada uno de nosotros —la cantidad exacta que habíamos pagado— ¡estaba en la parte superior de cada costal! Aquí está, lo hemos traído con nosotros.
22 También trajimos más dinero para comprar más alimento. No tenemos idea de quién puso el dinero en nuestros costales.
23 —Tranquilos, no tengan miedo —les dijo el administrador—. El Dios de ustedes, el Dios de su padre, debe de haber puesto ese tesoro en sus costales. Me consta que recibí el pago que hicieron.
Después soltó a Simeón y lo llevó a donde estaban ellos.
24 Luego el administrador acompañó a los hombres hasta el palacio de José. Les dio agua para que se lavaran los pies y alimento para sus burros.
25 Ellos prepararon sus regalos para la llegada de José a mediodía, porque les dijeron que comerían allí.
26 Cuando José volvió a casa, le entregaron los regalos que le habían traído y luego se postraron hasta el suelo delante de él.
27 Después de saludarlos, él les preguntó:
—¿Cómo está su padre, el anciano del que me hablaron? ¿Todavía vive?
28 —Sí —contestaron—. Nuestro padre, siervo de usted, sigue con vida y está bien.
Y volvieron a postrarse.
29 Entonces José miró a su hermano Benjamín, hijo de su misma madre.
—¿Es este su hermano menor del que me hablaron? —preguntó José—. Que Dios te bendiga, hijo mío.
30 Entonces José se apresuró a salir de la habitación porque la emoción de ver a su hermano lo había vencido. Entró en su cuarto privado, donde perdió el control y se echó a llorar.
31 Después de lavarse la cara, volvió a salir, ya más controlado. Entonces ordenó: «Traigan la comida».
32 Los camareros sirvieron a José en su propia mesa, y sus hermanos fueron servidos en una mesa aparte. Los egipcios que comían con José se sentaron en su propia mesa, porque los egipcios desprecian a los hebreos y se niegan a comer con ellos.
33 José indicó a cada uno de sus hermanos dónde sentarse y, para sorpresa de ellos, los sentó según sus edades, desde el mayor hasta el menor.
34 También llenó sus platos con comida de su propia mesa, y le dio a Benjamín cinco veces más que a los demás. Entonces festejaron y bebieron libremente con José.

Otras traducciones de Génesis 43:21

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Génesis 43:21 y sucedió que cuando llegamos a la posada, abrimos nuestros costales, y he aquí, el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, todo nuestro dinero. Así que lo hemos vuelto a traer en nuestra mano.

English Standard Version ESV

21 And when we came to the lodging place we opened our sacks, and there was each man's money in the mouth of his sack, our money in full weight. So we have brought it again with us,

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

21 y aconteció que cuando vinimos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí que el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer en nuestras manos

King James Version KJV

21 And it came to pass, when we came to the inn, that we opened our sacks, and, behold, every man's money was in the mouth of his sack, our money in full weight: and we have brought it again in our hand.

New King James Version NKJV

Genesis 43:21 but it happened, when we came to the encampment, that we opened our sacks, and there, each man's money was in the mouth of his sack, our money in full weight; so we have brought it back in our hand.

Nueva Versión Internacional NVI

21 pero a nuestro regreso, cuando acampamos para pasar la noche, descubrimos que en cada una de nuestras bolsas estaba el dinero que habíamos pagado. ¡Pero lo hemos traído para devolverlo!

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

21 Y aconteció que como vinimos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y hémoslo vuelto en nuestras manos.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

21 y aconteció que cuando vinimos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí que el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer en nuestras manos.
No Venda Mi Información Personal (CA Solamente)   California - Aviso de la CCPA