11
Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más
12
Y les habló Jesús otra vez, diciendo: YO SOY la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida
13
Entonces los fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero
14
Respondió Jesús, y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y a dónde voy
15
Vosotros según la carne juzgáis; mas yo no juzgo a nadie
16
Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy solo, sino yo y el que me envió, el Padre
17
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero
18
YO SOY el que doy testimonio de mí mismo, y da testimonio de mí el que me envió, el Padre
19
Y le decían: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocierais, a mi Padre también conoceríais
20
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el Templo; y nadie le prendió; porque aún no había venido su hora
21
Y les dijo otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir
22
Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir
23
Y les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo
24
Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creyereis que YO SOY, en vuestros pecados moriréis
25
Y le decían: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho
26
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; mas el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo
27
Pero no entendieron que él les hablaba del Padre
28
Les dijo pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que YO SOY, y que nada hago de mí mismo; mas como mi Padre me enseñó, esto hablo
29
Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre