¿No quiere Dios que tenga éxito? No puedo decirte cuántas veces he escuchado esa pregunta –o lamento—luego de que alguien no obtuviera un ascenso, se perdiera una oportunidad que pensaban era de oro o sufrieran un retraso financiero luego de una mala inversión. Seguro que Dios quiere que tengamos éxito. Pero la definición de éxito de Dios es a menudo muy diferente a la nuestra. Él quiere que tengamos éxito en nuestra obediencia y lealtad a Él y a su palabra (Josué 1:8), y en nuestro desarrollo del carácter como el de Cristo. ¿Quieres tener éxito en las áreas importantes para Dios? ¿Quieres impresionarlo en vez de impresionar a los demás? Entonces mira las 10 cosas que Dios quiere más que nuestro éxito:
1. Dios quiere nuestra humildad
Dios sabe mejor que nosotros cómo el éxito personal puede hacer que nos alabemos a nosotros mismos, en vez de alabarlo a él. Las escrituras instruyen: “Humillaos en la presencia del Señor y Él os exaltará.” (Santiago 4:10). En vez de traernos éxito, Dios quiere que vivamos humildemente, de acuerdo a su palabra, y que esperemos por Su ascenso (Salmos 75:6-7)
En vez de orar por tener éxito en tu trabajo, finanzas o vida personal, ora por un corazón humilde para que Dios pueda confiarte con lo que sea que te dé como una bendición.
2. Dios quiere nuestros frutos espirituale
A través del Nuevo Testamento, se nos exhorta a crecer espiritualmente en el carácter de Cristo (Colosenses 1:10). En Gálatas 5:22-23, se nos da una lista de los frutos del espíritu – características del carácter que emulan a Cristo y dan una medida del éxito de Dios para nuestra vida espiritual: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, lealtad, gentileza y autocontrol. Estas características son la evidencia del crecimiento espiritual de uno.
Si ganar la lotería, tener éxito en nuestros negocios, ganar reconocimiento o incluso alcanzar un nivel personal alcanzado de éxito nos aleja de exhibir esas características, Dios puede hacer lo que se requiera para impedir ese tipo de “éxito” en nuestras vidas. Su meta es que seamos maduros y mostremos cualidades espirituales. Cuando mostramos el fruto del Espíritu en nuestras vidas, estamos viviendo “exitosamente” a los ojos de Dios.
3. Dios quiere nuestra obediencia y rendición
El profeta Samuel le dijo al Rey Saúl “¿Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del SEÑOR? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros.” (1 Samuel 15:22). Dios tomó el reino de ISRAEL DEL REY Saúl y se lo dio a David, a quien describió: “Después de quitarlo, les levantó por rey a David, del cual Dios también testificó y dijo: ‘HE HALLADO A DAVID, hijo de Isaí, UN HOMBRE CONFORME A MI CORAZÓN, que hará toda mi voluntad’” (Hechos 13:22). Dios equiparó la obediencia y rendición con el éxito y la habilidad de ser un gran líder.
Jesús dijo, “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él.” (Juan 14:21). De acuerdo a Jesús, la obediencia a Dios es la evidencia de nuestro amor por Él y una fórmula de éxito espiritual.
4. Dios quiere nuestra total dependencia hacia Él
El éxito personal puede hacernos creer que lo estamos haciendo suficientemente bien por nuestra cuenta. Incluso podemos tender a pensar que no necesitamos a Dios. El Rey Sabio Salomón conocía esta tendencia nuestra si se nos daba todo lo que queríamos. En Proverbios 30:7-9, él pidió dos cosas antes de morir. Adicional a su requerimiento de que Dios mantuviera la mentira lejos de él, también pidió, “Dame a comer mi porción de pan, no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es el SEÑOR?, o que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios.”
¿Pides a Dios una profunda dependencia en Él? Parece lo opuesto a una oración por éxito. Pero si queremos depender de Él para todo lo que tengamos, el éxito está incluido. En vez de orar por una cierta medida de éxito, pide a Dios que te haga tan dependiente de Él que tengas éxito en Sus ojos.
5. Dios quiere nuestra fe
Hebreos 11:6 nos dice “Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que es remunerador de los que le buscan.” Si eres altamente exitoso ¿aún necesitas fe? Por supuesto que sí. Pero si tienes un montón de dinero, personas esperando para tomar tus órdenes y la creencia de que puedes cuidarte a ti mismo, es sencillo encontrar comodidad si ejercer la fe a diario.
Dios quiere que lo busques primero y descubras que Él provee todo lo que puedas necesitar (Mateo 6:33). Cuando somos exitosos ante sus ojos, a veces pensamos que tenemos todo lo que necesitamos. No ores por la habilidad de hacer todo, sino por una fe más profunda en el Único que puede lograr todas las cosas.
6. Dios quiere que seamos como Cristo
El éxito no es el mejor maestro cuando se trata de ser más como Cristo. De hecho, podemos hablar más del Hombre en Pena a través de nuestras decepciones, pérdidas, dolor e incluso fracaso, y nos hace ser más dependientes de Dios.
Cuando experimentas una decepción, pérdida o fracaso, en vez de preguntarle a Dios por qué Él no quiso que tuvieras éxito, pregúntale, “¿Cómo puedo ser más como Cristo a través de esto?” Entonces quizás puedas descubrir Su camino al éxito.
7. Dios quiere que caminemos en la renovación de la vida
A menudo prosperamos por el éxito para enmendar lo que sentimos que falta en nuestras vidas (amor, un sentido de propósito, afirmación, un sentido de identidad o valor). Incluso, Dios quiere que entendamos que esas cosas solo pueden ser encontradas en una relación saludable con Él, en la cual sepamos quienes somos ante Sus ojos.
¿Deseas el éxito personal como una cura para una herida o para compensar algo que sientes que te hace falta? Busca sanación y plenitud en Él para que puedas caminar en una vida renovada y dejar el pasado y tus viejas heridas tras de ti (2 Corintios 5:17): Eso es vivir exitosamente a los ojos de Dios.
8. Dios quiere que seamos sirvientes
Cuando los seguidores de Jesús discutían acerca de cuál de ellos era el más grande, Jesús les dio una dosis de realidad al despojarse de Sus ropas y tomar el rol del sirviente de la casa y lavar sus pies sucios. Luego Él les dijo, “Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió.” (Juan 13:14-16)
Él es el mismo Jesús de hoy. ¿Él desea tu éxito? Seguro que sí, si consideras el éxito como Él lo hace –ser un sirviente obediente de Dios que siempre desea ensuciarse para ayudar a alguien más. Enfócate en el liderazgo como una oportunidad de ser un sirviente y quizás descubras que Dios quiere ese tipo de éxito para tu vida, también.
9. Dios quiere que cumplamos nuestro llamado
A veces nos estancamos en el deseo específico de Dios para nosotros. Y lo generalizamos con la declaración de que “Dios quiere que sea exitoso” Una frase bíblica más certera sería “Dios quiere que sea agradecido y contento en todo”.
En 1 Tesalonicenses 5:18 se nos dice que “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.” Cumplir con tu llamado al ser abierto, estar dispuesto a aprender y ser agradecido por todas las cosas –dolorosas o no—que Dios permite que entren a tu vida. Puedes pedirle lo que quiere para ti, específicamente, y mientras lo haces, ora para que tus deseos reflejen los suyos. Ya que Él desea que tu vida se convierta en tus deseos, descubrirás que Él se deleita en otorgarlos (Salmos 37:4).
10. Dios quiere nuestra intimidad con Él.
Más importante para Dios que nuestro portafolio de inversión, nuestro currículo, o nuestra lista de logros en esta vida es profundizar nuestra unión con Él. Él desea intimidad contigo y conmigo y, a veces permitirá lo que haga falta para que encontremos esa relación profunda con Él.
El deseo de Dios para nosotros de que lo conozcamos de verdad es evidente en Jeremías 29:13: “Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.” y en Jeremías 31:3: “Desde lejos el SEÑOR se le apareció, diciendo: Con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia.”- Mientras persigues la intimidad con Dios y descubras que la tierra no tiene nada que desees aparte de Él, serás capaz de decir como dijo el Salmista “Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.” (Salmos 73:26). Busca intimidad con Dios y descubrirás que Él es tu premio y tu éxito.
Cindi McMenamin es una vocera nacional y escritora ganadora e premios que ayuda a mujeres y parejas a fortalecer su relación con Dios y otros. Ella ha escrito más de una docena de libros incluyendo Cuando una Mujer Camina Sola (Más de 130,000 copias vendidas), Cuando Dos Ve Tus Lágrimas, Cuando Una Mujer Descubre Su Sueño, Cuando Una Mujer Supera Las Heridas de la Vida, y su lanzamiento más reciente, 12 Formas de Experimentar Más con Tu Esposo. Ella y su esposo, un pastor, escribieron juntos el libro, Cuando las Parejas Caminan Juntas: 31 Días para tener una conexión más cercana. Para más recursos que te ayuden a vivir de forma más exitosa a los ojos de Dios, ve a su sitio web: www.StrenghtForTheSoul.com