Resumen de Eclesiastés 8: "La sabiduría del hombre hace que resplandezca su rostro". "En realidad, para todo lo que se hace hay un cuándo y un cómo, aunque el hombre tiene en su contra un gran problema: que no sabe lo que está por suceder, ni hay quien se lo pueda decir". "Por tanto, celebro la alegría, pues no hay para el hombre nada mejor".