37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
38 Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
39 Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; pero no como yo quiero, sino como tú.
40 Y vino a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está presto, mas la carne debil.
42 Otra vez fue, segunda vez, y oró diciendo: Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
43 Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.
44 Y dejándolos se fue de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45 Entonces vino a sus discípulos y les dice: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
46 Levantaos, vamos; he aquí ha llegado el que me ha entregado.
47 Y hablando aún él, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con él muchas personas con espadas y bastones, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del pueblo.
48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquel es; prendedle.
49 Y luego que llegó a Jesús, dijo: Hallas gozo, Maestro. Y le besó.
50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano a Jesús, y le prendieron.
51 Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó una oreja.
52 Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomaren espada, a espada perecerán.
53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y él me daría más de doce legiones de ángeles?
54 ¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras, de que así tiene que ser?
55 En aquella hora dijo Jesús a la multitud: ¿Como a ladrón habéis salido con espadas y con bastones a prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el Templo, y no me prendisteis.
56 Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole.
57 Y ellos, prendido Jesús, le llevaron a Caifás sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.
58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, estaba sentado con los criados, para ver el fin.
59 Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarlo a la muerte;
60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban, aun no lo hallaron; mas a la postre vinieron dos testigos falsos,
61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el Templo de Dios, y en tres días reedificarlo.
62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
63 Mas Jesús callaba. Respondiendo el sumo sacerdote, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.
64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia, y que viene en las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestidos, diciendo: Ha blasfemado; ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.
66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
67 Entonces le escupieron en su rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con las varas,
68 diciendo: Profetízanos, oh Cristo, quién es el que te ha herido.
69 Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se llegó a él una criada, diciendo: Y tú con Jesús el Galileo estabas.
70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.
71 Y saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno.
72 Y negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.
73 Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.
74 Entonces comenzó a imprecarse, y a jurar, diciendo : No conozco al hombre. Y un gallo cantó luego.
75 Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Otras traducciones de Mateo 26:37

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Mateo 26:37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse.

English Standard Version ESV

37 And taking with him Peter and the two sons of Zebedee, he began to be sorrowful and troubled.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera

King James Version KJV

37 And he took with him Peter and the two sons of Zebedee, and began to be sorrowful and very heavy.

New King James Version NKJV

Matthew 26:37 And He took with Him Peter and the two sons of Zebedee, and He began to be sorrowful and deeply distressed.

Nueva Traducción Viviente NTV

37 Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse.

Nueva Versión Internacional NVI

37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

37 Y tomando á Pedro, y á los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse y á angustiarse en gran manera.
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