Como Dios te ve
De la Palabra de Dios:“…Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra” (Isaías 43:4b).
Es más fácil decirlo que hacerlo (como muchas otras cosas en la vida). Vernos como Dios nos ve.
Él estaba muy tranquilo, haciendo su trabajo. Un trabajo que no tenía nada de extraordinario ni requería valentía alguna. Era un trabajo agrícola: trillar trigo. Y fue allí, en medio de su normalidad, que Gedeón se encontró con Dios. ¿Acaso no debiera ser así cada día, encontrarnos con Dios en nuestra normalidad?
Si hacemos un análisis del diálogo es fácil llegar a la conclusión de que Gedeón andaba deprimido, dudaba de que realmente a Dios le interesara su situación, o la de los suyos. Léelo en Jueces 6: 13. Y ahora este ángel se le aparecía y, a manera de saludo, le llama guerrero valiente. A él, un campesino, que ni era hombre de guerra, no se consideraba valiente (de lo contrario, no hubiera estando trillando el trigo metido en el fondo del granero), y que no podía entender cómo era que Dios estaba con él si todo a su alrededor indicaba algo muy diferente…desde su punto de vista.
¿Sabes qué me llama la atención? Cuando Dios nos mira, él no ve lo mismo que nosotros vemos. Dios todo lo sabe y por ende, él sabía cómo Gedeón se veía a sí mismo: “el de menor importancia en [su] familia”, miembro de un clan débil. A pesar de ello, le llama “guerrero valiente” (v. 11). ¿Por qué? Dios ve el producto final. Él ve aquello en lo que nos convertiremos una vez que él intervenga en nuestra vida, una vez que le demos la oportunidad de actuar.
Esa es una de las razones por las que él decide cambiar el nombre a muchos de los héroes y heroínas de la Biblia. Aunque de momento seguían siendo la misma persona, él veía en quién se convertirían ahora que él había tomado el control y estos hombres y mujeres se sometían a él. Dos ejemplos: Abram, que significa “exaltado padre”, se convirtió en Abraham, “padre de muchos”, porque así veía Dios a este hombre que en el momento del cambio de nombre, apenas tenía un hijo, y no era siquiera con su esposa sino con la esclava. Jacob tenía un nombre con un significado muy poco halagador, “talón o engañador”. Sin embargo, su encuentro con Dios lo convirtió en Israel, que significa “Dios lucha”.
Cada vez que Dios hacía un cambio de nombre estaba declarando su Palabra sobre la vida de esa persona. Él también ha declarado muchas cosas sobre tu vida y la mía, declaraciones de amor escritas con sangre, la sangre de Cristo.
Nos cuesta mucho vernos como Dios nos ve. Tenemos que aprender a mirarnos en el espejo de su Palabra porque es solo ahí donde está la verdad.
Quizá tú te sientes hoy como Gedeón, débil e insignificante. Sin embargo, para Dios tienes un título de realeza (Apocalipsis 5:10). Dios ve tu debilidad y mi debilidad como una oportunidad espléndida para mostrar su poder, no como una dificultad. Aprendamos a decir como Pablo (el que antes se llamaba Saulo): “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
Quiero exhortarte hoy a dar un paso más en tu crecimiento espiritual: Decide verte como Dios te ve.
(Publicado originalmente en wendybello.com)
© 2015 Wendy Bello
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