Con Diseño Divino

Navidad es promesa cumplida

De la Palabra de Dios: “Alaben al Señor, el Dios de Israel… Nos envió un poderoso Salvador… como lo prometió mediante sus santos profetas hace mucho tiempo” (Lucas 1: 68-70, NTV).

Dice la Real Academia Española que, entre muchas otras cosas, una promesa es:

f. Augurio, indicio o señal que hace esperar algún bien.

Navidad también es sinónimo de promesa.

La semana pasada hablamos de la promesa de luz que recibió un pueblo que andaba en oscuridad. Pero en realidad la promesa se remonta mucho más atrás, a un anciano fiel a quien Dios llamó “amigo”, y a su anciana esposa, cuyo nombre al traducirlo sería algo así como Princesa…es decir, Sara. ¿Y quién les prometió? Dios también. (Puedes leer la historia de la promesa aquí.) Les prometió un milagro en la vejez que sería milagro para muchos: En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra.

De esa simiente vendría el Salvador, Jesús… la promesa.

Y en aquella primera Navidad esa promesa por fin se cumplía ante los ojos de varios espectadores asombrados, incluyendo a otro anciano, Zacarías. Aquel sacerdote, protagonista de un milagro propio con el nacimiento de su hijo Juan, fue lleno del Espíritu y pronunció un lindo mensaje, el epílogo que muy bien pudiéramos poner junto a las profecías hechas siglos antes.

Alaben al Señor, el Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

Nos envió un poderoso Salvador

del linaje real de su siervo David,

como lo prometió

mediante sus santos profetas hace mucho tiempo...

Él ha sido misericordioso con nuestros antepasados

al recordar su pacto sagrado,

el pacto que prometió mediante un juramento

a nuestro antepasado Abraham.

(Tomado de Lucas 1, NTV)

Navidad es promesa cumplida.

A diferencia de nosotros los humanos, Dios siempre cumple lo que promete. Y aunque transcurrieron muchos años y realmente Abraham nunca llegó a ver esta Promesa, Jesús, en toda su magnitud, él siguió creyendo y confiando en Dios.

Varios siglos después esta primera promesa ya se cumplió y ahora seguimos, como Abraham y tantos otros, esperando otra promesa más: el regreso de Jesús.

¿Qué tal si a partir de ahora decidimos que la celebración de la Navidad nos servirá también como recordatorio de que Dios cumplirá esta otra promesa? El bebé que nació aquella noche en Belén volverá como Rey.

Yo creo en la promesa. ¿Y tú?

Bendiciones,

Wendy

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