Con Diseño Divino

La intrusa que vio a Dios

De la Palabra de Dios: “Ella dijo: ‘Tú eres el Dios que me ve’” (Génesis 16:13, NTV)

Tengo que confesarlo, la muchacha no me simpatizaba mucho. Para mí ella era la intrusa, la que llegó para echar a perder lo que pudo ser una vida casi perfecta. La que destruyó la familia. Una extraña que luego se mostró un tanto orgullosa. Y para colmo su hijo sería el precursor de un conflicto que no se acaba.

Así la veía yo, y no me simpatizaba. Quizá porque algunas de esas cosas me recordaban mi propia infancia.

Un día leí un libro que cambió toda mi perspectiva y por fin pude entenderlo mejor todo. Y hasta llegar a simpatizar con “la intrusa”.

¿Su nombre? Unos dicen que significa “extraña” y otros “que vuela”. Ambas cosas le vienen bien después de todo. Agar. Su historia la puedes leer en el libro de Génesis 16.

Hoy te estoy hablando de ella porque Agar, esta “intrusa” extraña que salió volando de la casa donde vivía, experimentó un precioso nombre de Dios. Nombre que por cierto solo se menciona esta vez.

El Roí.

Agar, en realidad una víctima de malas decisiones por parte de otros y en un contexto donde su posición de extraña, de sierva extranjera, no le dejaba muchas opciones, quedó embarazada de su patrón, Abraham, por decisión de su ama, Sara. Y la situación en el hogar se volvió tan tensa que decidió huir, “volar”. Y fue allí, en medio del calor abrazador del desierto, que Dios se encontró con Agar, la intrusa, la extraña, la que “voló”.

Es evidente que esta mujer estaba desesperada, tanto así que decidió que era mejor huir al desierto con todos sus peligros que quedarse en casa bajo las miradas de su dueña celosa y enojada. Ella no tenía familia con quien contar. Era egipcia, extranjera. No tenía recursos porque era solo una sierva en esa familia. Huir era su mejor opción.

¿Te identificas con ella? ¿Alguna vez te has sentido como una extraña o quizá has sido extranjera? ¿Has experimentado el peso del maltrato? ¿Has huido o andas huyendo?

Quiero pedirte que leas muy despacio estos versículos:

A partir de entonces, Agar utilizó otro nombre para referirse al SEÑOR, quien le había hablado. Ella dijo: «Tú eres el Dios que me ve»… Así que ese pozo fue llamado Beer-lajai-roi (que significa «pozo del Viviente que me ve»). Génesis 16:13-14, NTV

Fíjate en la primera parte. A partir de entonces, Agar utilizó otro nombre para referirse al SEÑOR. Eso quiere decir que hasta el momento ella conocía a Dios, pero de otra manera. No le conocía como “el Dios que me ve”. ¡Qué precioso!

Es muchas veces en los momentos más difíciles y oscuros de la vida que Dios nos muestra lados de su naturaleza que nunca antes conocimos.

“El Dios que me ve”. Eso para mí es extraordinario. Dios me ve. En medio de millones de seres humanos, Dios me ve. Y te ve a ti también.

Si fuéramos a decir lo que dijo Agar, con otras palabras, sería algo así: Dios ha visto mi problema. Para él no soy una extraña. No tengo que huir. Él me ve. Él sabe. Él se ha tomado el trabajo de encontrarse conmigo aquí para que sepa que no estoy sola.

Mi querida lectora, si hoy te levantaste pensando que nadie te ve, que eres una extraña, que mejor sería huir de esta vida y de todo lo que te rodea… ¡ESPERA! Dios sí te ve. Él es El Roí, el Dios que me ve. Es algo personal. No es el Dios que ve solo a los buenos, a los que nunca se equivocan, a los perfectos.  NO. Es el Dios que me ve, a mí, con todos mis defectos, con todo aquello que no le cuento a nadie, que nadie más puede ver. Solo él. El Roí.

Agar no era inocente del todo. Dice el pasaje que al saber que estaba embarazada empezó a despreciar a su ama que no tenía hijos. Es decir, Agar también tenía un historial de culpa y errores.

Pero aun así, Dios la vio. Y hoy te ve a ti. Y te dice “regresa a mí”. No huyamos, regresemos. En medio de toda la confusión que vive este mundo, en medio de los conflictos personales o de la soledad, Dios te ve. Y no solo te ve, te ama y te dice: “Yo soy tu fortaleza y tu refugio”. ¡Lo sé porque lo he vivido!

Agar cerró este episodio de su vida dándole un nombre a Dios que le serviría de recordatorio para siempre. Hagamos lo mismo.

Es por eso es que Dios en su Palabra nos revela sus diversos nombres, para que en las distintas situaciones sepamos que este Dios nuestro es suficiente.

¿Te atreves a vivir así, creyéndole al Dios que te ve? ¡Eso es lo que él diseñó para ti!

Wendy

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