Lo que no puedo dejar de controlar
De la Palabra de Dios: “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza” (Filipenses 4:8, NTV).
Dicen las estadísticas que las mujeres nos preocupamos mucho más que los hombres. Y nuestras preocupaciones van de un extremo a otro en el espectro, desde la estabilidad económica, la salud de la familia, hasta lo que escuchamos en el supermercado sobre la crisis en el distrito escolar. La verdad es que hay muy poco que podemos hacer para controlar alguna de esas cosas. Sin embargo, hay algo que sí podemos controlar para que ellas no nos controlen a nosotros. [Espero no te haya enredado con este trabalenguas de control.] Ese algo son nuestros pensamientos.
Por años yo he luchado con los pensamientos negativos. Otra manera de decirlo sería, con cruzar el puente antes de llegar al río. Aquellas cosas que ni siquiera han ocurrido, pero que en mi mente se alzan como posibilidades muy reales, prácticamente hechos. Quizá tú también te identificas con esto.
A veces creemos que al decirle sí a Jesús para que sea el Señor de nuestra vida, todo cambiará mágicamente, sin que nosotros tengamos que hacer nada. Bueno, lamento decirte que aunque yo también quisiera que así fuera, no lo es. A pesar de que el Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros, es un trabajo en equipo. Voy a explicarme.
En esto de los pensamientos, por ejemplo, tú y yo jugamos un papel crucial. Mira lo que dice este versículo de la Biblia: “y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:5, énfasis mío). ¿Te das cuenta? Es un verbo en primera persona, nosotros llevamos cautivo todo pensamiento…a Cristo. Dicho con otras palabras, tenemos que controlar lo que pensamos y ponerlo en obediencia a Cristo.
¿Cómo se hace eso? Tengo que comparar mis pensamientos con la Palabra de Dios. ¿Se corresponden o se contraponen? Si mi tendencia natural es preocuparme, ¿qué dice la Biblia de la preocupación? Si mi tendencia natural es criticar a otros, ¿qué me enseña Dios con respecto a juzgar? Soy dada al temor, ¿qué dice la Palabra con relación a una actitud de temor? Esa es la única manera de llevar los pensamientos cautivos a Cristo; pero es un acto de la voluntad. Tengo que decirle a mi cerebro: “Estás yendo por un rumbo equivocado. No estás alineado con lo que Dios dice y por lo tanto, tengo que enderezarte para que recuperes el rumbo correcto.”
Déjame decirte que es un ejercicio del día a día. Yo tengo que practicarlo constantemente. Nuestros cerebros son muy rápidos, demasiado a veces, diría yo. Se adelantan a sacar conclusiones sin tener todos los elementos. Ven montañas donde solo hay espejismos.
Pablo el apóstol nos exhorta en Romanos 12:2 a someternos a un proceso de cambio: “sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. La mente humana necesita vivir en constante transformación, y solo de esa manera podremos entender que lo que a la vista parece negativo, nos causa temor o nos preocupa, es solo una percepción, porque la voluntad de Dios es buena y perfecta.
¿Quiero decir que vivamos enajenadas de la realidad? ¡Claro que no! Cuando un hijo se enferma, un esposo se va de la casa, perdemos el trabajo, una amiga nos traiciona, etc., estamos viviendo momentos difíciles. Pero si no tomamos el control de nuestros pensamientos en esos momentos, y los llevamos cautivos a Cristo, ellos nos controlarán a nosotros y perderemos la perspectiva correcta en la situación. ¿Cuál es? Que Dios es bueno y su voluntad es perfecta, incluso cuando yo no la entienda. A fin de cuentas, él es Dios y yo no.
Cuando cada día comienza, no sabemos qué traerá, no lo podemos controlar. Pero te animo a que te esfuerces por controlar tu mente. Cuando vengan pensamientos negativos, de derrota, desánimo, de juicio, crítica, etc., o como dice la NTV, los “pensamientos rebeldes”, vamos a llevarlos a Cristo y pasarlos por el tamiz de su presencia y su Palabra.
Esa es la vida que Dios diseñó,
Wendy
Para aprender más sobre el diseño divino de Dios, te invito a visitarme en wendybello.com
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