El temor a la vejez
De la Palabra de Dios: “Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado” (Eclesiastés 3:11, NTV)
Un conocido cantautor de mi país popularizó esta canción hace muchos años, empezaba así: “El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos…” Envejecer. Es un privilegio de algunos, porque en realidad no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir.
Cuando tenía 20 años los 40 parecían tan lejos, ¡y tan viejos! Con el tiempo la perspectiva va cambiando, sobre todo a medida que se acercan los 40 y entonces…ya no nos parecen tan viejos. ¿No es cierto?
Y sí, en realidad envejecer es un privilegio, pero la otra cara de la moneda es que no nos gusta porque envejecer trae consigo desgaste, cansancio, enfermedad, el no poder hacer todo igual que antes… ¡ya tenemos la idea!
Sin embargo, ayer mientras escuchaba a un predicador en la televisión este versículo vino a mi mente: “Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11, NTV).
Por eso no nos gusta la vejez. Dios sembró eternidad en nuestro corazón. Queremos vivir para siempre, ser jóvenes siempre. Ese fue el plan del principio…hasta que el pecado entró y con él la muerte. ¿Lo entiendes? Es normal que no nos guste envejecer. Para mí es un gran alivio porque no tengo que luchar más con la idea de que está mal que no me guste.
Ahora bien, vuelve a leer el versículo y mira lo que dice al principio… “Dios lo hizotodo hermoso para el momento apropiado”. ¡Aun para el tiempo de la vejez Dios hizo algo hermoso! Sí, porque todo es todo, incluyendo la vejez. Y si me detengo a pensarlo, en muchos de los ancianos que conozco hay algo bello. Sabiduría. Paciencia. Disfrutar cada momento como si fuera el último. No preocuparse por lo que no vale la pena. Esos son tesoros que muchas veces solo alcanzamos a encontrar con los años. ¡Y además tenemos la bendición de compartirlos con otros! Definitivamente como dice el versículo de Eclesiastés, no podemos comprender el alcance de lo que Dios ha hecho con nuestra existencia humana, pero sin dudas es algo hermoso.
La cuarta década llegó a mi calendario. Y al igual que tú, no sé cuál será el número de años que Dios tiene designado para mi paso por la Tierra, pero pensándolo bien, prefiero envejecer para así poder disfrutar lo hermoso que él tenga para cada momento que me regale. Por supuesto que trataré de llegar lo mejor posible a esos años dorados, aunque no creo que el Botox o la cirugía formen parte de mi plan (¡ambos me asustan!). Quiero llegar para así también disfrutar de los tesoros que vienen con los años, sobre todo si hemos vivido la vida en el camino de la justicia, porque entonces la vejez es “una corona de honra” (Proverbios 16:31).
Y lo mejor de todo, ¡saber que esa eternidad que él puso en mi corazón se hará realidad un día cuando podremos disfrutarla a plenitud, sin vejez, sin arrugas, sin cansancio! Y el tiempo ya no pasará más, como dice la canción.
En esta semana, cuando nos miremos al espejo y pensemos en los años recordemos: él lo hizo todo hermoso para el momento apropiado, incluyendo la vejez.
Vive hoy la vida como Dios la diseñó,
Wendy
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