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Cinco consejos para disfrutar de una Navidad sin estrés

De la Palabra de Dios: “¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David!” (Lucas 2:11)

A pesar de ser un tiempo tan hermoso, la Navidad a veces pareciera abrumarnos e incluso asustarnos. No sé si te ha sucedido alguna vez, pero a mí sí, y por eso quiero compartir hoy contigo algunas ideas que me han ayudado con los años a hacer de la Navidad lo que se supone que sea, un tiempo especial del año para celebrar a Jesús (por eso se llama Navidad, porque viene de nacimiento) y para disfrutar con las personas más importantes de nuestra vida. ¡No te pierdas el final del artículo!

Tiempo:No hagas compromisos que en lugar de causarte alegría te pongan estresada y por los que luego te arrepientas. Planifica tu tiempo de modo que quede espacio para “respirar”, es decir, que puedas dar lugar a lo que realmente sea prioritario. Antes de decir “sí” a una invitación o tarea, considera la realidad de que el día solo tiene 24 horas y si aquello con lo que te estás comprometiendo será al final lo mejor para ti y tu familia.

Regalos:Navidad es un tiempo de dar y compartir porque a fin de cuentas eso fue lo que hizo Dios con nosotros. Sin embargo, no creo que sea sabio que nos llenemos de deudas solo por dar regalos. No olvidemos que somos responsables de lo que Dios pone en nuestras manos. Así que decide de antemano un presupuesto y cuántos regalos puedes hacer con eso. Si eres creativa, usa tus dones en las manualidades o quizá en la cocina elaborando galletas, pasteles o cualquier otra golosina. Estos regalos llevarán además el sello de tus manos y tu amor al hacerlos.

Eventos en casa: Las reuniones familiares deben ser motivo de alegría y no una carga. No obstante, a veces se nos vuelven más lo segundo que lo primero. ¡Pero podemos cambiarlo! Por ejemplo, no dejes la limpieza para el mismo día de la celebración. Hazlo antes y no te afanes demasiado… ¡cuando termine tendrás que limpiar otra vez! Créeme que eso lo he tenido que poner en práctica. Chequea los baños, el polvo, el orden, pero no olvides que tus invitados vienen a disfrutar contigo no a hacer una inspección. Prepara de antemano lo que puedas y así aliviarás la carga. Algunos platos pueden prepararse y luego solo dar los últimos toques el día de la cena o celebración. Y, si te sientes cómoda haciéndolo, acepta la propuesta de los invitados cuando te pidan contribuir al menú. Recuerda, se trata de compartir y disfrutar juntos. Esa es la clave.

Decoración:Usa la decoración para alegrarte y no para abrumarte. Demasiados adornos implican más trabajo. Cada quien sabe con qué puede lidiar, así que decide hasta dónde llegarás sin sentir que es una carga. Y, una idea con respecto a esto, deja que las decoraciones te ayuden a recordar tu enfoque (que será el próximo punto). Si te gusta poner un árbol de Navidad, el verde nos puede recordar la esperanza que nació en Belén, Jesús. El rojo de los adornos, su sangre para darnos salvación. Y el dorado de las luces, que tenemos un Rey que nos ama y que volverá por nosotros. Esto es muy bueno sobre todo con los niños.

Tu enfoque:Este es el punto más importante. Decidamos desde el comienzo que estamos celebrando a Jesús, de eso se trata. No dejemos que el ajetreo y las compras se roben el centro del escenario. ¿Cómo? Seamos intencionales cada día. Aprovechemos para adorarle con los bellos cantos Navideños. Escojamos lecturas que nos ayuden a enfocarnos en lo que estamos celebrando. Y fue por eso que escribí “El corazón de la Navidad” y que puedes adquirir aquí. Está disponible en versión digital e incluso puedes usarlo como regalo. Mi oración es que te ayude a cumplir este propósito de tener a Jesús en el centro, porque él es la Navidad.

© 2016 Wendy Bello

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