Para los días de desaliento
De la Palabra de Dios:“Tú eres mi fuerza; espero que me rescates, porque tú, oh Dios, eres mi fortaleza” (Salmos 59:9).
Basta con encender la radio, la televisión, la computadora o el teléfono, y comienza el torrente de malas noticias. Guerras, ébola, muerte, hambre, desastres políticos, desesperanza.
Fue en un día así cuando me senté a pasar mi tiempo con Dios (debí haberlo hecho al revés, primero esto y luego las noticias), y al leer mi libro de lecturas diarias, el Señor me habló con este pasaje:
“Miren, Dios ha venido a salvarme.
Confiaré en él y no tendré temor.
El Señor Dios es mi fuerza y mi canción;
él me ha dado la victoria”.
Isaías 12:2, NTV
El Señor está presto para salvarnos, no importa si merodean enfermedades de un continente a otro, vienen huracanes, si los volcanes entran en erupción, si las lluvias inundan o si no hay lluvia, o si los rumores de guerra llegan a nuestros periódicos.
La confianza en Dios echa fuera el temor. Es una garantía, porque no se puede confiar y temer a la misma vez.
El Señor es nuestra fuerza. Incluso en los días en que las noticias nos dejan sin fuerzas, en aquellos en los que el dolor de otros o el nuestro nos quita el deseo de seguir. Él es nuestra fuerza, él da fuerzas al que no tiene ninguna. El Señor es tu fuerza hoy, dondequiera que estés, sea lo que sea que estés pasando.
Y aún más, nuestro Dios es nuestra canción. ¿Qué quiere decir eso? Dios habita en la alabanza de su pueblo. Cuando nosotros alabamos, el enemigo huye porque no puede resistir la presencia de Dios.
Hace un tiempo esperaba yo una visita y de pronto la lavadora de platos, prácticamente nueva, dejó de funcionar. Estaba llena y yo necesitaba alistar todo para la noche. Así que no me quedaba otra opción que comenzar a lavar los platos, a la antigua. Me puse a cantar, y puedo asegurarte que eso marcó toda la diferencia. Alabar a Dios cambia por completo nuestro enfoque y perspectiva. Cuando alabamos nuestros pensamientos se mudan, pasan de la situación que enfrentamos al Dios que controla todas las situaciones. (Ah, y por cierto, gracias a Dios y a la habilidad de mi esposo, ¡la lavadora volvió a funcionar!)
Por último, no podemos olvidar, como dijo el profeta Isaías, que nuestro Dios nos ha dado la victoria. El mundo periodístico actual se complace en dar malas noticias. Fíjate que incluso el pronóstico del tiempo dice “cielos parcialmente nublados” y no “parcialmente soleados”. No dejemos que sea eso lo que defina nuestro día. El Señor nos ha dado la victoria. La victoria está en Jesucristo quien nos dijo: “Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, NTV). Independientemente de lo que digan las noticias, nosotros sabemos en manos de quién está nuestra vida.
La Biblia repite una y otra vez “no tengas temor”. Y sí, somos humanos y nos cuesta, pero Dios se complace en un pueblo que confía y lo bendice:
“Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza.
Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas.
A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto” (Jeremías 17:7-8).
La vida que Dios diseñó es una vida libre de temor. ¡Vamos a vivirla así!
(Publicado originalmente en wendybello.com)
© 2015 Wendy Bello
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