10 Cosas que desearía haber sabido antes del matrimonio

El consejo que escuché fue el de encontrar a alguien que compartiera la misma pasión y llamado para luego, alcanzarlos juntos. Siempre había querido ministrar en la iglesia, así que asumí que me casaría con un pastor.  Cuando comencé a salir con mi esposo, él estaba estudiando su carrera culinaria. Mientras nuestra relación progresó y su pasión por cocinar siguió igual, entendí que es raro para las personas el compartir un llamado o pasión que los guíe a tener una carrera compartida. Esto puede ocurrir a menudo en el ministerio, pero los esposos y esposas pueden tener diferentes llamados y pasiones y aun así ser capaces de tener un matrimonio pleno que glorifique a Dios. No es tanto lo que hagan juntos, sino en quienes se están convirtiendo en Cristo, tanto los dos por separado como los dos en unidad.

Fui advertida acerca de los peligros del sexo antes del matrimonio. Fue como encender el fuego: no te acerques mucho o te quemarás. Aléjate de él y salvarás tu alma. El lenguaje y tono de la cultura pura era negativo y amenazante, y solo el hecho de ser advertida acerca de tener sexo premarital me dio la perspectiva de que el matrimonio igualaba al sexo. Pero el matrimonio es más que sexo. Tener una perspectiva correcta del sexo como una cosa profunda y buena, no como un acto sucio de rebeldía, puede preparar a una pareja para poder disfrutar del sexo que une a un esposo y esposa.

La complementariedad es la creencia de que los hombres y mujeres tienen roles complementarios tanto en el matrimonio como en la iglesia. La complementariedad también reconoce el rol del líder, tanto en el matrimonio como en la iglesia, como el rol del hombre.

Me enseñaron que esta era la forma correcta y bíblica en la que un matrimonio debería funcionar, y traté de acatarla, motivando a mi esposo a que liderara la familia y sublevándome a su rol como la cabecilla. Pero con el pasar del tiempo, reconocimos que esto no estaba funcionando para nosotros. Ambos nos encontramos liderando la familia y sublevándonos el uno al otro en Cristo.

Esta perspectiva del matrimonio, así como la complementariedad, pueden crear matrimonios amorosos y saludables. Para nosotros, lo saludable era ser un equipo con responsabilidades igualitarias para liderar, servir y sublevarnos.

El día de la boda es solo el comienzo en el que dos se convierten en uno. El proceso de unidad es una inversión de trabajo duro y gracia de toda una vida. Es un constante roce contra las asperezas del otro. A veces, es una consagración dolorosa y aun así nos lleva a tener un entendimiento profundo acerca del otro y a experimentar el evangelio a través del perdón y la gracia; lo cual resulta en belleza y amor. En otras palabras, la ganancia es Cristo. El viaje que comenzamos en el altar comienza con Cristo y termina con Cristo.

Escuché una vez que todos se casan con tres personas diferentes en su vida. Cambiamos tanto con el curso de los años que pareciera que nos comprometiéramos con una persona completamente nueva en el camino. Nuestro octavo año de matrimonio fue uno de los más duros hasta ahora. Mientras trabajábamos para superar patrones de comunicación poco saludables, me preguntaba qué había pasado con la pareja que una vez habíamos sido. Nos habíamos divertido tanto, habíamos disfrutado tanta claridad en nuestras vidas y espíritus. Nos habíamos conocido y amado el uno al otro tan bien. Pero cambié. Mis pasiones cambiaron. Él cambió. Nuestras expectativas, responsabilidades, e incluso nuestra forma de expresar amor cambió. Pero estábamos comprometidos con la esperanza y con el otro, y luchamos por nuestro amor. Por ello, nuestro matrimonio es mejor. Nos estamos conectando de nuevo, riéndonos de todo y aumentando nuestro entendimiento de lo que significa unidad.

La terapia no es solo para los momentos de crisis. También es una forma de prevención que se da como un chequeo en el camino para medir la salud del matrimonio. Una tercera persona que tenga una perspectiva objetiva puede ayudar cuando la comunicación y conexión parecen difíciles o imposibles, cuando las circunstancias y el estrés de la vida diaria hacen que un matrimonio entre en crisis, o cuando los patrones nocivos de la infancia de uno se manifiestan en el medio del matrimonio. Como dije en el punto anterior, la vida cambia constantemente, y la terapia puede ayudar a los esposos a aprender, ajustarse y crecer por ellos.

Hay tantas pruebas que podemos tomar para conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Pruebas de personalidad y amor no solo me han ayudado a entenderme a mí misma, sino que también nos han ayudado a mi esposo y a mí a conocer más el uno del otro. Aprendemos la forma en la que estábamos conectados, la forma en que tendemos a comunicarnos, y en la forma en que necesitamos y expresamos amor. Trata de tomar esas pruebas online.

A menudo hablamos acerca de la necesidad de compañía en la iglesia y en nuestras vidas espirituales, pero no lo he visto a menudo como una necesidad en nuestros matrimonios. Mi esposo y yo comenzamos nuestro matrimonio en una ciudad nueva sin amigos, y aprendimos de la forma dura que necesitábamos a otros que pudieran conocernos como pareja e invertir en nuestro crecimiento. Necesitábamos parejas que hubieran estado casadas más tiempo y que hubieran pasado circunstancias duras juntos para que nos guiaran y nos dieran sabiduría en el camino. Creo que nos habríamos beneficiado de este tipo de inversión en las etapas tempranas de nuestro matrimonio, pero ahora nos encontramos en compañía de otras parejas quienes desean recorrer este camino con nosotros. No siempre será sencillo desarrollar una comunidad, y compartir lo feo y las partes desordenadas de nuestra vida se sentirá vulnerable, pero considera la comunidad como terapia: una medida preventiva para calibrarnos por salud e integridad en nuestros matrimonios.

Cuando recién me casé, te habría dicho que no creía en esta declaración. Sabía que era una narración de cuento de hadas, aun así, esperé que mi esposo me completara, me conociera completamente y cumpliera con todas mis necesidades. Mis acciones traicionaron mis creencias verdaderas, y ambos sentimos la decepción y frustración. Me sentía insatisfecha e insegura de su amor, pero aprendí que estaba esperando mucho de mi esposo humano. Estaba esperando de él lo que solo Dios puede hacer – amarme con un amor perfecto, pleno y completo. En cada punto duro en nuestro matrimonio Dios me recordó que Él es el único. Él es mi amigo verdadero, el novio paciente y Su amor siempre es leal, constante y siempre deleita.

En Efesios 5:32, Pablo dice que el matrimonio es un misterio y una ilustración de Cristo y la iglesia. El matrimonio puede describirse de tantas formas: maravilloso, fino, difícil y bueno, pero más allá de todo es una sombra del amor y la relación que Cristo tiene con la iglesia. Es una perspectiva imperfecta y nublosa del amor, sacrificio y gracia que Él da. Es una práctica del evangelio vivida día tras día. La historia de la redención es la mejor historia de amor contada y el matrimonio es solo un vistazo de esta historia que Él ha estado contando desde el principio de todos los tiempos.