El cáncer ha invadido su cerebro, las radiaciones estaban robando su energía, y su muerte avecinándose rápidamente, estaba quebrantanda su esperanza. Necesitaba escuchar acerca del cielo – no solo que iba hacia allá, sino cómo sería. Mientras sus facultades mentales y sus palabras disminuían, necesitaba construir su anticipación para lo que venía. Cuando los problemas de la vida se sienten como algo más fuerte de lo que podamos soportar, nuestra esperanza del paraíso nos puede dar fortaleza. Acá hay 10 verdades acerca del cielo a las cuales podemos atenernos.
1. El cielo es un lugar físicio
Muchas personas sostienen varias creencias acerca del más allá de la vida. Algunos niegan que existe. Otros sienten que uno recorre etapas antes de alcanzar un cierto nivel del paraíso. Incluso, otros tienen la perspectiva de que el cielo es un lugar lleno de ángeles y muchas cosas espirituales, pero nada material.
Sin embargo, la escritura revela un lugar actual con una localidad específica. Hablando del cielo, Jesús les dijo a Sus discípulos que se estaba yendo para preparar un lugar para ellos. El apóstol Pedro escribió acerca del nuevo cielo en la tierra que Dios crearía, el cual, de acuerdo a revelaciones contiene cosas físicas como caballos, árboles, un templo y una ciudad gloriosa – la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 12:22, 15:8, 19:14, 22:2)
2. El cielo es un lugar de alegría inexplicable
Imagina un lugar libre de dolor, penas, enfermedades y pecado. Imagina el no tener que temer – sin rechazos, fallas, pérdidas o muerte. Imagina experimentar una relación íntima perfecta con Dios y con los otros. Sin escondites, aislamientos, malentendidos o malinterpretaciones. Nada más que el amor y la unión – la comunidad profunda que nuestros corazones anhelan.
En el cielo, con todas nuestras necesidades más profundas satisfechas, cumplidas y sin impedimentos, acceso constante a nuestro Salvador, descubriremos – y viviremos – en la verdadera fuente de la alegría, Jesucristo, y los placeres que Él otorga serán eternos.
3. En el cielo estaremos rodeados por Dios
Antes de dejar la tierra, Jesús oró porque sus discípulos fueran uno, así como Él y el padre, “así como tú,” hablando del padre, “Ellos están en Mí y yo estoy en ti… Yo en ellos y tú en mí.” Esta morada del Padre, Espíritu Santo y el hijo hablan de intimidad, una intimidad que solo podrá ser profundizada en el cielo donde yace Dios.
En el cielo, el Espíritu de Dios nos rodeará de una manera que nuestras mentes terrenales no pueden comprender.
4. La entrada al cielo es gratis
Dios anhela permanecer eternamente en relación con nosotros. Pero somos especies tercas y rebeldes, orientadas a la autodestrucción. Diariamente, luchamos contra las mismas manos que nos formaron y elegimos nuestras maneras en vez de las Suyas. La escritura llama a esto pecado, y nuestro pecado nos separa de Dios.
Pero Dios nos amó mucho como para dejarnos en nuestra miseria impuesta por nosotros mismos. En Jesucristo, Él construyó el vínculo entre nosotros y Él mismo, y entre la vida y la muerte. Para cruzar ese puente y ganar nuestra “entrada libre al cielo”, todo lo que tenemos que hacer es creer porque, “ si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9)
5. Tendremos cuerpos físicos
De acuerdo a Hollywood, el cielo está lleno con personas fantasmales con alas, pero esto no es lo que la escritura enseña. Jesús es el “primer levantado de los muertos” (Apocalipsis 1:4) y “El primer fruto de aquellos que se han dormido” (1 Corintios 15:20). En la Grecia antigua, las primeras frutas se referían a una muestra temprana de una cosecha que revelaba la cosecha venidera. La analogía de Pablo en ese entonces, nos asegura que Cristo proporcionó evidencia tangible de lo que serían nuestros cuerpos luego de la resurrección.
Cuando Jesús resucitó, Él tenía un cuerpo físico que los discípulos fueron capaces de ver y tocar y Él compartió un alimento con ellos (Juan 20:27, 21:15). De forma similar, en 2 Corintios 5, Pablo nos dice, cuando nuestros cuerpos terrenales sean destruidos, recibiremos un cuerpo eterno y no será “encontrado desnudo” (Versículo 1-4).
6. Los creyentes entran inmediatamente luego de la muerte
De acuerdo a la biblia, una vez que morimos, vamos, inmediatamente a uno de dos lugares -cielo, donde permaneceremos con Cristo para siempre; o el infierno, donde pasaremos la eternidad separados de Él.
En Hebreos 9:27, Pablo dice que morimos una vez y luego enfrentamos el juicio, y en 2 Corintios 5:8 y Filipenses 1:23 él dice que anhela morir para estar con Cristo, verificando la inmediatez del cielo luego de la muerte. Además, Jesús prometió al criminal en la cruz al lado de la Suya que él estaría con Él, ese día, en el paraíso (Lucas 23:43).
7. El cielo es eterno
La mayoría de nosotros no tiene problema al creer que el cielo es eterno. Esta verdad, reiterada a través de las escrituras, es atractiva ante los anhelos de nuestros corazones -nuestro deseo de que Cristo nos liberará un día de este mundo lleno de pecado, dolor, enfermedad y muerte.
Sin embargo, muchos de nosotros luchan con el trasfondo de esto, ilustrado en Mateo 25:46: “Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.”
Las escrituras nos enseñan que ambos destinos son eternos, y a donde vayamos depende enteramente de si creemos o no que el Hijo de Dios es nuestro Salvador.
8. El cielo es increíblemente diverso
A través de la escritura, Dios recibió personas de todas las naciones bajo una condición -que lo siguieran. A través de Abraham, el patriarca de la nación judía, Dios dijo que bendeciría a todas las naciones (Génesis 22:18). En Romanos 9:7-8, Pablo dice que la nación de Israel, la cual proviene de los descendientes de Abraham, representa a todo el que cree en Dios.
Si has asistido a un servicio de alabanza multicultural, tienes una idea de la belleza que nos espera en el cielo en donde “Una gran multitud… de cada nación, tribu, gente e idiomas” alabarán a Dios, todos juntos. (Apocalipsis 7:9)
9. Haremos más que cantar
Cuando nuestra hija era joven, ella decía que si en el cielo lo único que haría sería cantar, no quería ir. Imagino que algunos de ustedes están de acuerdo. A pesar de que morar en la presencia de Dios de seguro llenará nuestros corazones con alabanza, la música no será nuestra única expresión. De acuerdo a Romanos 12:1, la verdadera alabanza involucra vivir como Dios desea que lo hagamos.
Dios instruyó el trabajo antes que el pecado llegara, cuando Su creación aún estaba “benigna”. Y Jesús dijo a Sus discípulos que algún día servirían junto a Él. Los estudiosos también creen en los versos hablados sobre la grandeza de Dios y Sus tesoros de sabiduría (Colosenses 2:3, Efesios 3:18-19) implican un almacenaje de conocimiento esperando para ser descubierto por nosotros. Por lo tanto, es razonable asumir que cada uno tendrá roles satisfactorios y el placer de seguir aprendiendo.
10. Experimentaremos la victoria final sobre el pecado
La muerte de Cristo en la cruz rompió el poder del pecado y la muerte, liberándonos para vivir tal y como Él desea. Y aun, vivimos en un mundo roto y hemos desarrollado pensamientos negativos y patrones de comportamiento que nos alejan de rendirnos completamente y de forma consistente al Espíritu Santo. Sin embargo, en el cielo finalmente experimentaremos la libertad plena del pecado y tendremos la habilidad de vivir, pensar y amar como Dios lo desea.