La navidad es una de mis fiestas favoritas. La música, las luces, el sentimiento de envolver regalos mientras los decoro para cada ser querido. Pero para algunos las fiestas vienen con una gran cantidad de tristeza, dolores de cabeza y preocupaciones acerca de cómo pagar las deudas y cómo satisfacer la lista de deseos de todos. Es durante la temporada navideña, más que cualquier otra temporada, que necesitamos aferrarnos a nuestra ancla –la palabra de Dios- para mantenernos enfocados en la razón real de la temporada. Acá hay 20 versículos navideños para que medites mientras celebras con familiares y amigos:

 

Zacarías 9:9

 

“Regocíjate sobremanera, hija de Sion. Da voces de júbilo, hija de Jerusalén. He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna.”

 

Esta era una señal para todas las personas de que el próximo Rey estaría cabalgando en un burro. Cuando Él llegó, las personas ondearon ramas de palmas y gritaron su nombre. En respuesta, Jesús lloró, porque Él sabía que ellos claramente no sabían quién era Él o qué venía a ofrecerles. ¿Conocemos completamente a Dios y el regalo de la salvación que ofrece?

 

Isaías 11:1

 

“Y brotará un retoño del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto.”

 

Isaías profesó la llegada de Jesús muchos años antes de su nacimiento. De la línea de José nacería Jesús, llevando el fruto de la salvación en todos aquellos que escogieron recibirla.

 

Isaías 40:3

 

“Una voz clama: Preparad en el desierto camino al SEÑOR; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios.”

 

Isaías profesó una vez más la venida del Señor. Esta fue la advertencia a todos de que el mundo no necesitaba un rey que simplemente hiciera leyes y mantuviera pactos, sino el que le ofrecería agua viva a todos.

 

Mateo 2:10-11

 

“Cuando vieron la estrella, se regocijaron en sobremanera con gran alegría.  Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.”

 

La estrella guió a los tres reyes magos a donde María estaba dando a luz. En la vista del salvador, el hombre se arrodilló y lo alabo. Ellos le dieron los mejores regalos en reconocimiento de su estatus real. Aunque su nacimiento fue en un lugar destinado para animales, los reyes magos sabían quién era Él y estaban enterados de las profecías hace tiempo.

 

Mateo 1:21

 

“Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.”

 

Cuando José se despertó, él hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y se llevó a María a casa como su esposa. Pero Él no consumó su matrimonio hasta que ella dio a luz a un hijo varón. Y él le dio el nombre Jesús. José no ignoró el mensaje angelical, sino que actuó en obediencia. ¿Si Dios te llama a algo que requiere una gran cantidad de fe, lo harías? ¿O lo ignorarías? Quedándote con tu entendimiento en vez de la palabra del Señor.

 

Lucas 1:26-28

 

“Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María.  Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres.”

 

Muchos entendieron su propósito en dar a luz al salvador a través de un encuentro con el ángel Gabriel. Aunque no muchos cristianos claman los mensajes del ángel Gabriel hoy en día, aún nos apegamos al don de escuchar a Dios a través de las profecías, visiones, sueños. Su gente son aquellos lo suficiente valientes para transmitir el mensaje a otros para su edificación.

 

Lucas 1:41-42

 

“Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!”

 

¡Hasta él bebe de Elizabeth*** entendió el evento milagroso que había ocurrido! María fue escogida para ser la madre de Jesús. Pero María tenía que aceptar ese llamado de hacer el trabajo de Dios de traer al salvador al mundo. Jesús usa gente ordinaria como tú y yo hoy para hacer el trabajo de su reino.

 

Lucas 1:67-68

 

“Y su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo,”

 

Necesitábamos redimirnos de nuestro pecado. Aunque ese no sea un mensaje popular hoy, es cierto que lo fue. Reflejémonos en la redención de Dios –el hecho de que nuestras almas merecedoras de la muerte pueden aproximarse al trono de Dios por la gracia dada a través de Cristo.

 

Lucas 1:46-49

 

“Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.  Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada.  Porque grandes cosas me han hecho el Poderoso; y santo es su nombre.”

 

El don que celebramos cada año es uno milagroso. Por el nacimiento de Jesús, todas las generaciones pueden tener la oportunidad de escuchar y recibir las buenas noticias del evangelio y la gran alegría que Él trae.

 

Lucas 2:4-8

 

“Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta.  Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche.”

 

Este es el relato del nacimiento de Jesús. Cuánta fe tenían María y José para llevar a cabo el plan de Dios. José tuvo que ignorar los comentarios y las miradas de los que pensaban que ella había sido una novia infiel, y María tuvo que vivir el estigma de ser una mujer embarazada antes del matrimonio. Reflejémonos en la gran fe necesaria para el nacimiento de Jesús y preguntemos a qué nos llama Dios que pueda requerir una fe tan grande.

 

Juan 1:14

 

“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”

 

Jesús era la Palabra en forma humana, estaba allí para enseñar, liberar y transformar vidas.

Aunque las personas que vivieron en ese momento no comprendieron completamente quien era Jesús, el mundo lo entendió una vez que el resucitó. Las palabras proféticas se hicieron realidad, abriéndonos un camino a todos para conocer al Padre.

 

Juan 3:16

 

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

 

Uno de los versos más conocidos cuenta el gran sacrificio de Dios al enviar a su hijo. Este verso dijo: debido a su gran amor, Él dio. En una temporada que trata de dar, ¿en qué formas podemos dar más de nosotros mismos y sacrificarnos, debido al amor, para que otros puedan tener?

 

Romanos 6:23

 

“Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

 

Este era nuestro destino antes de que Jesús se convirtiera en el sacrificio por nosotros. No había nada que los humanos pudieran hacer antes de que Jesús fuera lo suficiente para pagar por sus pecados, así que todos merecíamos la muerte. Pero a través del sacrificio de Dios de llevarse nuestros pecados, se convirtió en el sacrificio más grande, abriéndonos un camino para recibir vida eterna.

 

Romanos 15:17

 

“Por tanto, en Cristo Jesús he hallado razón para gloriarme en las cosas que se refieren a Dios.”

 

Muchos dieron gloria a través de su servicio de engendrar al hijo de Dios. José sirvió a Dios por quedarse con María a pesar de sus nociones de haber concebido. Debido a su servicio, podemos servir al señor hoy. ¿En qué formas puedo servir a Dios y por lo tanto darle la gloria que merece?

 

Gálatas 4:4-5

 

“Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos.”

 

Somos adoptados como hijos e hijas en el Reino de Dios debido a la herencia de Jesús que nos pasó a través de su nacimiento y muerte subsecuente. Somos herederos del trono de Dios y nos convertimos en hijos de Dios a través del sacrificio de Cristo.

 

1 Juan 5:11

 

“Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo”

 

Este no solo es el testimonio de Juan a lo que presenció de primera mano, sino lo que todos nosotros podemos testificar si hemos dedicado nuestras vidas por completo a Cristo. Los mejores regalos no vienen envueltos y bajo el árbol sino que yacen en nuestro corazón para que nuestras bocas puedan proclamar las grandes cosas que Dios ha hecho en nosotros y a través de nosotros.

 

Tito 3:4-5

 

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo,”

 

Fue solo a través de la muerte de Jesús que pudimos recibir misericordia. Debido a la santidad de Dios, no éramos merecedores de ser sus hijos debido a la deslealtad hacia Él. Pero la muerte de Jesús pago el penalti de nuestra muerte para que pudiéramos recibir gracia y piedad en nuestro pecado.

 

Romanos 8:22-24

 

“Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.  Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.  Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?”

 

Jesús, la luz del mundo, vino a sacar la oscuridad. Ahora Él está vivo en el cielo, y todos los que confían en Él están cubiertos con su sangre purificadora y llenos con su Espíritu Santo, nosotros también podemos tener el poder de la luz que repele la oscuridad. El pueblo de Dios espera en esperanza ya que Él prometió volver.

 

Mateo 1:22-23

 

“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo:  HE AQUÍ, LA VIRGEN CONCEBIRÁ Y DARÁ A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRÁN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.”

 

En el nacimiento de Jesús, Dios demostró que recuerda sus promesas. Él las recordará hasta que den frutos.

 

Ten unas fiestas bendecidas, unas enfocadas en el Salvador. Mientras disfrutas a tus seres queridos y las actividades, medita en estos versos para mantener tu mente enfocada en lo que es bueno, correcto y noble en vez de lo que nos quita el enfoque del salvador.

 

Michelle S. Lazurek es una autora ganadora de premios, vocera, esposa de un pastor y madre. Ganadora del premio Golden Scroll en la categoría de libro infantil del año y la medalla de plata “Luz Fortalecedora”, es miembro de la Red de Autores Cristianos y la Asociación de Escritores y Voceros. Su primer libro publicado con la editorial Leafwood, “Una invitación a la mesa” salió en septiembre de 2016. Ella también enseña en varios talleres como, la Conferencia de Escritores Cristianos de Montrose. Ella y su esposo viven en Coudersport, Pensilvania, con sus dos hijos, Caleb y Leah. Para más información, por favor visita su sitio web michellelazurek.com