En una sociedad consumista, donde la sabiduría nos dice que deberíamos ser leales a productos o marcas siempre y cuando nuestras necesidades y gustos estén satisfechos, puede ser fácil para quienes van a la iglesia tener un límite muy bajo para dejar de ir. La más ligera diferencia en cuanto a preferencias o la más mínima incomodidad pueden llevar a un visitante de la iglesia a convertirse en un comprador, revisando el “mercado” en la búsqueda de la iglesia perfecta. Pero no hay iglesias perfectas. Cada iglesia nos hará sentir incomodos y eso no es necesariamente algo malo. A menudo dejamos iglesias muy rápido, por las razones equivocadas. Cuando el nivel de incomodidad aumenta y el tener que asistir es cada vez más duro, cedemos. Aseguro que hay razones válidas e importantes por las cuales deberíamos dejar de asistir a una iglesia (enseñanzas heréticas, líderes corruptos, etc.) pero también hay razones malas. ¿Cuáles son las más comunes, las peores razones por las cuales podríamos estar tentados a dejar nuestra iglesia actual? Acá están 7: