Recientemente escuché a alguien decir que aman adorar pero que no aman la iglesia. No ven el por qué un adorador necesita la iglesia. Después de todo. ¿No podemos adorar individualmente? Aquí mi respuesta:
Si bien es verdad que todo lo que una persona redimida hace debería ser hecho con una actitud de adoración con la meta de glorificar a Dios, queda un rol especial y específico para las reuniones de la iglesia local.
Por ejemplo, Pablo le dice a Félix que mientras él solía adorar al “ir a Jerusalén” ahora el adora “de acuerdo a la forma, la cual algunos llaman secta” (Hechos 24:11, 17). En otras palabras, la adoración de Pablo estaba en su corazón, pero a tono con la adoración de otros cristianos.
Esto es exactamente lo que se describe en Hechos, cuando la iglesia recién inició. Miles fueron salvos y de inmediato se convirtieron en adoradores del verdadero Dios. Esa adoración era evidente en el hecho de que ellos “se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración.” (Hechos 2:42). Hechos 2:46 describe cómo esta maravilla de adoración continuó luego de que dejaron la reunión del día del Señor, pero que fue perpetuada por sus repetidas reuniones, (“en el templo” y “de casa en casa”). El versículo 47 describe cómo fueron marcadas estas reuniones por ellos los “adoradores de Dios”
Así que ¿Cómo es que la adoración de los cristianos fue adoptada específicamente mediante una reunión en la iglesia? Claramente las reuniones del Día del Señor de la congregación eran el punto focal de la adoración corporativa. La estructura de las Epístolas Pastorales resalta esto. La adoración es vista en las reuniones corporativas porque allí, bajo la autoridad y liderazgo de los ancianos, la iglesia comienza a tener una vida de oración (1 Timoteo 2:8), trabajo (versículo 10) e instrucción (versículo 11). Aquí es donde la prédica del mundo se da (1 Timoteo 5:17, 6:2, 2 Timoteo 4:2). En ese contexto, los ancianos lideran las reuniones corporativas las cuales elevan el servicio de adoración del Día del Señor.
Las Escrituras dan siete componentes básicos de esta adoración corporativa (comunión, ordenanzas, lectura de la escritura, oraciones, cantos y lo más notable, predicar): Pero se asume que todas estas ocurren bajo el liderazgo de los ancianos, y juntos crean la adoración corporativa de la iglesia.
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Compañerismo como adoración corporativa
La iglesia temprana tenía su servicio de adoración corporativa marcado por la comunión (Hechos 2:42). Esta comunión surgió de la prédica a “enseñar al mundo” y era visto en los hechos de las ordenanzas y oración. Cuando una congregación prospera por la santidad, sus reuniones semanales son marcadas por este “compañerismo de luz” (2 Corintios 6:14). De hecho, esta comunión corporativa es un acto de adoración porque fluye de la unión que cada individuo cristiano tiene con los miembros de la trinidad (Filipenses 2:1; 1 Juan 1:3 también atan esta comunión de la trinidad a la prédica del mundo: “También te proclamamos, para que tú también tengas comunión con nosotros y por lo tanto nuestra comunión es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo”)
Esta comunión es vista cuando creyentes con la misma forma de pensar, unidos en la búsqueda de la santidad, se unen para celebrar lo que Dios está haciendo en sus vidas (1 Juan 1:6-7). Es en este contexto que los mandamientos para edificar mutuamente los discursos son prácticos en la forma de crear una atmosfera de adoración (Romanos 12:16, Colosenses 3:9, Santiago 4:11, 5:9)
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Ordenanzas como la adoración corporativa
Hechos presenta el bautismo ocurriendo tanto en un servicio de reunión (Hechos 2:38, 41) como fuera de uno (8:36). Pero debido a la imagen que el bautismo representa de ser unido al cuerpo de Cristo es un acto poderoso de alabanza cuando ocurre en el centro de la reunión de los creyentes.
Mientras, hay incertidumbres acerca de cómo el bautismo se relaciona con la reunión corporativa de la iglesia, esa ambigüedad es establecida al lidiar con la comunión. Las enseñanzas de Pablo en 1 Corintios 10:11 son un fuerte indicador de que la comunión fue practicada en las reuniones corporativas de la iglesia. De hecho, él dice expresamente que la comunión debería ser practicada cuando la congregación se “reúna” (1 Corintios 11:17, y luego en el versículo 18). Él luego se lamenta de la práctica que tienen las diferentes partes de la iglesia de tomar la comunión de forma diferente al resto del cuerpo. Mientras que tener tres servicios de adoración (donde todos tienen comunión de forma simultánea, pero tres veces diferentes) parece cumplir con el mandamiento del corazón de Pablo, tomando la comunión en ABFs o en reuniones bajo el liderazgo de solo una sección de la iglesia que parece estar practicando esa cosa que Pablo quería evadir en cuanto a las comuniones.
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Lectura de la Escritura como Adoración Corporativa
Pablo le cuenta a Timoteo que cuando la iglesia esté reunida, necesitan darle atención a la “lectura pública de las escrituras” (1 Timoteo 4:13). El contexto de 1 Timoteo revela que Pablo veía este tipo de lecturas conectado con, pero nunca diferente, la enseñanza y predica de la palabra de Dios.
El mandamiento de Pablo ha sido quizás moldeado por el ejemplo de Esdras en el jardín del templo. “Y abrió Esdras el libro a la vista de todo el pueblo, pues él estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie. Entonces Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén, Amén!, mientras alzaban las manos; después se postraron y adoraron al SEÑOR rostro en tierra.” (Nehemías 8:5-6). Ese pasaje, el cual es precedido por eventos similares en la vida de los reyes de Israel, muestra la conexión notable entre la lectura de las escrituras y la adoración.
Pienso en la lectura de las escrituras como la lectura de la palabra sin explicación o exposición. Esto logra lo siguiente:
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Resalta la autoridad de la Palabra de Dios, y que la congregación (incluyendo los ancianos y líderes) estén bajo esta.
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Resalta la perspicacia y claridad de la Palabra de Dios, al ser leída claramente y sin explicación y al ver la fuerza que esta conlleva.
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Usa las escrituras según su intención (como los Salmos, por ejemplo); principalmente, para adoración pública.
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Esta ha sido la práctica de la iglesia desde su incepción, y también fue la práctica de los judíos de la época de Jesús. Es practicado en muchas iglesias litúrgicas y en la mayoría de las tradiciones de ambas, la reforma y puritana.
Déjenme ser rápido al acordar que todos estos aspectos positivos no demandan que se haga cada semana. Pero si demandan que sea una norma. Déjenme de igual manera ser rápido al aceptar que no anulan a posibilidad de lecturas de respuesta por o con la congregación.
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Donando como adoración corporativa
Los cristianos son llamados a apoyar fielmente la iglesia en la que adoran. Pablo comanda que un cristiano que se siente bajo la enseñanza de la palabra de Dios, debería estar apoyando al pastor de forma financiera (1 Timoteo 5:17-18). Este mandamiento requiere donar fuera de las preferencias y lo hace ser una obligación cristiana.
En cualquier otro lugar, Pablo explica que dar solo debería ser una parte de la adoración corporativa. Pablo veía esta ayuda como una misionera, un regalo no de individuos, sino de la iglesia en Filipo como un todo (Filipenses 4:15). Él describe la ofrenda que pide de la iglesia romana como una que puede ser recibida cuando venga a visitar la iglesia (Romanos 16:25-27).
Pablo describe que esta ofrenda debería ser recogida en el “primer día de la semana” (1 Corintios 16:2). De hecho, el capítulo completo de 2 Corintios 9 describe la alegría de dar cuando la iglesia se reúne y como las donaciones corporativas actúan como una adoración a Dios, en esta, si ha sido recolectada de forma apropiada, es “producir una acción de agradecimiento a Dios” (2 Corintios 9:11). Mientras la iglesia se reúne y dona, causa un deseo de escuchar las noticias de cómo Dios está usando las ofrendas para llevar el evangelio por el mundo. Esto lleva a un incremento “en representación del jugador” de los misioneros (Versículo 4), el cual ha tenido el efecto de provocar que la congregación diga “Gracias Dios por este don tan indescriptible” (Versículo 15)
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La Oración como adoración corporativa
Al describir las reuniones de adoración corporativa de la iglesia, Pablo dice “Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad.” (1 Timoteo 2:1-2). De hecho, Pablo dice que mientras la iglesia se reúne, necesita moldear el poder de la “doctrina de salvación” vista a través de la prédica, junto con el poder de la oración (1 Timoteo 4:5-6).
Ciertamente debe haber una oración congregacional involucrada en la adoración corporativa (Hechos 1:14, 2:42, entre muchos otros) las escrituras también ponen énfasis en las oraciones de los ancianos (Hechos 6:4)
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Predicando como alabanza corporativa
Cantos congregacionales, oraciones, música, donaciones, lectura de la escritura y la comunión son todas expresiones de adoración que son vistas en las reuniones de la iglesia. Pero cuando la congregación va hacia el mundo de Dios, los momentos de predicar se convierten en el acto más intenso de adoración. Por la humildad y fe expresadas al estar confiados en la instrucción de la palabra, Dios es honrado y adorado. Mientras su gente se reúne y demuestra su alianza al enseñar desde la palabra un conocimiento para la vida, están manifestando que su dirección directa viene de Dios. Cuando la enseñanza expone las verdades del evangelio a la gente del Señor, la adoración va en función de la muerte y resurrección de Jesucristo. Esta experiencia compartida es lo que guía la congregación mientras se dispersan en la semana para hacer las obras del ministerio (Hechos 2:42, Colosenses 3:16, 1 Corintios 16:2, 1 Timoteo 5:17, etc.)
Predicar es la herramienta que los ancianos usan cuando el cuerpo está reunido para equipar a las personas a hacer el trabajo del ministerio (Efesios 4:11-12). Predicar es la forma en la biblia es enseñada a la congregación, para que el cuerpo entero haya compartido la experiencia en la palabra. La biblia es lo que el Espíritu usa para santificar a los creyentes, y predicar es el medio en el que Dios expone a creyentes a Su palabra (Tito 1:3). Además, mientras más claro y expuesto el mensaje, más poderoso es el efecto santificante de predicar (Juan 17:17). Y debido a que presentar nuestros cuerpos como sacrificios a Dios es nuestro acto espiritual de adoración, entonces predicar es el combustible de la adoración.
En otras palabras, si la adoración que fluye de un corazón santificado sólo puede basarse en cierta información acerca de Dios y si predicar es la herramienta que Dios usa para liberar a las personas del pecado y llevarlos hacia Cristo, entonces es claro y convincente que predicar se convierte en el catalizador para una adoración poderosa. Si una adoración de un individual no asciende a su nivel de conocimiento, entonces una adoración de congregación no puede ascender sobre el nivel del púlpito.
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Cantando como adoración corporativa
Si el tiempo de predica es el momento más elevado de adoración, el canto puede ser el más personal. Ya que las personas cantan canciones con sentido teológico, a menudo cantan palabras con mejor teología de la que conocen. Como la verdad de las letras hace eco en sus almas, Dios es adorado. Cuando los cantantes concentran sus mentes en estas cosas y las proclaman con alegría, es una demostración pública del valor de Dios. Ellos pueden ser usados por Dios para dirigir y liderar la congregación a sus propios actos o alabanza.
Aparte, cantar es una parte esencial del servicio de adoración corporativa. Es un mandato de Pablo en Efesios 5:19 y modelado por los Salmos. Ciertamente los cristianos no tienen que estar en un servicio de adoración para cantar (piensen en la radio cristiana, o la cárcel –pero me repito a mí mismo, Hechos 16:25) la función de un cuerpo como un todo levantando las voces a Dios lo glorifican de una forma única. Este es el por qué no solo se nos pide que cantemos, sino que cantemos “el uno al otro” (Colosenses 3:16)
En vista de todo esto, es simplemente imposible que una persona ame a Dios pero no lo adore. Y es difícil imaginar cómo una persona podría amar la adoración pero no la iglesia, después de todo, Dios ha diseñado por lo menos 7 formas de adoración que solo pueden ser logradas por la congregación.
Este artículo apareció originalmente en TheCripplegate.com. Usado con permiso.
Jesse Johnson es el Pastor de Enseñanza en la Iglesia Immanuel Bible en Springfield, VA. Él también enseña el Seminario Master en Washington DC.