Cómo Cultivar El Fruto Del Espíritu En Tu Matrimonio

Una de las mejores formas en las que he aprendido a demostrar amor a mi esposo es al esperar lo mejor el uno del otro. 1 Corintios 13 nos dice que “el amor todo lo espera” (verso 7 ESV) Resulta sencillo esperar lo peor de nuestro esposo, pero si tienen un matrimonio relativamente saludable, me parece que han crecido ambos en capacidad. De seguro han cometido errores, pero no eres la misma persona que eras cuando te casaste y tu esposo tampoco. Darle a tu esposo espacio para crecer y no esperar siempre lo peor de él es una de las formas más significantes en las que puedes demostrarle amor. Después de todo, así es como Cristo escogió amarnos. Él no esperó que fuéramos perfectos para extendernos Su amor y abrirnos Su corazón. Él nos ama libremente justo en donde estamos.

Comparte la alegría con una sonrisa. Parece tan simple y fácil a la vez de olvidar mientras quedamos atrapados en la rutina del día a día. Recuérdense el uno al otro que se dan alegría al sonreír y reír juntos. La alegría a menudo va en contra de algunas personalidades –si te enfrentas al cinismo o pesimismo, luchar con la alegría será un trabajo duro. Pero los cristianos, por sobre todas las demás personas, deberían ser conocidos por su alegría. Cuando un matrimonio es alegre, es un testimonio poderoso de la mano de Dios en este.

“El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos.” Proverbios 17:22

“Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en Él.” Salmos 118:24

Busca vivir en paz al escoger tus batallas sabiamente. El matrimonio de por sí, está lleno de suficientes privaciones. Al tener peleas innecesarias solo estaremos agregando más presión. Así que ¿.tu esposo dejó su ropa sucia al lado del cesto, o se le complicó llegar a tiempo a la iglesia? No dejes que pequeñas molestias se conviertan en peleas innecesarias. La vida es muy corta. La comunicación es esencial cuando se trata de asuntos mayores pero las cosas pequeñas tienen que pasarse por alto. Confía en mí, no valen la paz de tu matrimonio.

“Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres.” Romanos 12:18

“Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Hebreos 12:14

No te enfades tan rápidamente cuando estés en desacuerdo o tu esposo haga algo que no te gusta. Date el tiempo de ver si es un simple malentendido o algo que necesita discutirse luego cuando estés calmada. He entendido que si a veces espero para responder cuando me siento ofendida, funciona mejor.

Si sabes que luchas con la impaciencia y no estás segura de qué hacer, tómate algunos días para revisar de forma activa las situaciones en las que te sientes impaciente con tu esposo. ¿Hay momentos particulares en el día, como cuando estás casi lista para irte al trabajo? ¿Qué puedes hacer para hacer que esas situaciones sean menos frustrantes? Quizás solo necesitas hacer tu almuerzo por las noches y tener tu bolsa lista para llevar. Pensar lo que nos causa impaciencia nos ayuda a ver que el problema no es nuestro esposo, usualmente somos nosotras.

“Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.” Gálatas 6:9

“No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo se anida en el seno de los necios.” Eclesiastés 7:9

¡Muchas veces sentimos que los pequeños actos de amabilidad no funcionan, pero sí lo hacen! Comprar el dulce favorito de tu esposo cuando vas de compras, enviar un mensaje de texto en el trabajo u ofrecer un masaje en la espalda, llevan a tener un mejor matrimonio. Algunos creen la mentira de que una vez que tienes años casado, disminuye la necesidad de tener modales y amabilidad. Esto no podría estar más alejado de la realidad. Si eres más amable con las personas fuera de tu casa que con las de adentro, algo está mal. El fruto de la amabilidad debería ser evidente en nuestros matrimonios, y estoy segura que descubrirás que con poco se llega lejos. ¿No me crees? Intenta y mira lo que pasa.

“Que, en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos” Efesios 4:22

“Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” 1 Juan 3:18

Honren y respétense el uno al otro. Hagan el bien el uno al otro y enaltezcan el uno al otro tanto en público como en privado. Vivir en un mundo caído es lo suficiente desafiante. Sé la única cosa buena de la que tu esposo pueda depender siempre.

“Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: MÍA ES LA VENGANZA, YO PAGARÉ, dice el Señor.” Romanos 12:19

“Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.” Gálatas 6:10

Muéstrale a tu esposo fidelidad y lealtad al ser un lugar seguro en el que él pueda confiar. Sé todo oídos, está presente, sin distracciones y comprometida por completo con la unión con el otro. Si eres tentada a ser infiel, conversa con un anciano de confianza en tu iglesia o un mentor. Satanás siempre quiere que nos mantengamos en silencio sobre las cosas con las que estamos luchando –así es como logra que pequemos, y así es como el pecado empieza a echar raíces. Pero al confesar nuestra tentación, somos capaces de ganar el coraje que necesitamos para correr la carrera de la fe, y eso incluye permanecer fiel a nuestro matrimonio.

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla” 1 Corintios 10:13

Sé cuidadosa con el tono cuando hablas. Asegúrate de que sea respetuoso y no agresivo. Ofrece piedad y gracia, así como Cristo te ofreció a ti. Es tan sencillo para nosotros ser duros con nuestros esposos. Los conocemos lo suficientemente bien como para saber justo qué decir para hacerlos enfadar o herirlos. Pero Dios no nos llama a ser superiores o a sacar lo mejor de nuestros esposos, sino a ser un lugar en donde vean la gentileza radical de Dios, especialmente cuando se equivocan.

“La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira.” Proverbios 15:1

“Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” Gálatas 6:1

Es natural pensar en lo que queremos, y nuestro primer impulso es usualmente, hacer lo que queremos hacer. Se necesita autocontrol para no actuar con impulsos egoístas y pararse a considerar lo que nuestro esposo podría querer. Se requiere de autocontrol para practicar cualquier fruto del espíritu antes mencionado. Una de las partes más hermosas del autocontrol es cuando entiendes que eres más feliz cuando ves que tu esposo se beneficia de tu autocontrol. Ver el buen fruto crecer en tu matrimonio puede ser una motivación increíble mientras luchamos por tener vidas santas en los matrimonios en los cuales Dios nos ha llamado.

“Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no domina su espíritu.” Proverbios 25:28

Soportar el buen fruto en nuestro matrimonio a menudo no se siente bien – eso significa que lo estás haciendo bien.

No es sencillo cultivar el fruto del espíritu en nuestros matrimonios. Usualmente luce como dejar atrás nuestros deseos e inclinaciones y poner a la otra persona primero. ¡Y dejar atrás una parte de nosotros se siente horrible –porque es como una muerte! Se supone que no se sienta bien. Hacer que el fruto del espíritu crezca en nuestras vidas le pone un contador a nuestra cultura, la cual nos dice que vivir no vale la pena si no haces lo que te hace feliz. Pero como cristianos, somos llamados a un reino al revés y se nos introduce el amor cultural y radical de Dios.  Y lo increíble es que, mientras morimos y soportamos este buen fruto en nuestro matrimonio y en nuestras vidas, obtenemos más amor, alegría y felicidad de lo que podíamos haber imaginado.

Espero que te sientas empoderado para llevar un matrimonio pleno de espíritu que refleje el Evangelio de Cristo a un mundo que lo necesita desesperadamente. ¿Qué fruto de los antes mencionados crees que probarás esta semana?

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Christina Patterson es una esposa y madre ama de casa, apasionada por motivar mujeres con el amor de Jesucristo y con la verdad de la palabra de Dios.  Cuando no está doblando ropa o jugando a los bloques la encontrarás sumida en su biblia o en una glosa. Tiene una maestría en teología de la Universidad de Liberty y es la fundadora de Mujeres Creyentes, una comunidad sin fines de lucro que provee recursos a mujeres que quieran conocer verdaderamente quienes son en Cristo: Su amado. Ella escribe en belovedwomen.org