Si pudiéramos leer las mentes de las personas los domingos por la mañana, veríamos todo tipo de pensamientos interesantes: Estoy cansado. Este es mi único día para dormir Las personas que van a la iglesia son hipócritas Ni siquiera se darán cuenta que no estoy allí El techo se caería si yo atravesara esas puertas Se que debo ir, pero no me siento con ganas de hacerlo. ¿Suena familiar? Yo he pasado por eso. Este artículo es para ti, bien sea que asistas a la iglesia con regularidad y te sientas culpable cuando te saltas una semana, o si de plano no vas a la iglesia. Yo asisto a la iglesia los domingos por la mañana (pero, lo admitiré, no asisto a cada servicio que ofrece nuestra iglesia). Me encanta y honestamente no sé qué haría sin ella - pero seré la primera persona que te diga que no deberías sentir vergüenza por no asistir. Porque, a decir verdad: Dios no existe solo dentro de los muros de la iglesia. “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois” (1 corintios 3:16-17). Eso es correcto. El Espíritu Santo habita dentro de nosotros. Podemos - y debemos - tener una relación con Dios que se extienda fuera de la iglesia, más allá de los momentos formales de adoración y alabanza, y aun cuando no estamos rodeados de creyentes.