“4 Busqué al SEÑOR, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores. 5 Los que a Él miraron, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados. 6 Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias.” (Salmos 34: 4-6).
La navidad puede ser un tiempo de pura alegría pero también uno de dolores profundos. Recientemente me afectó mucho conocer la historia de una señora que no podía dejar de llorar a causa de la muerte de su hija, dolor que se intensificaba más conforme se acercaban la navidad. Esta señora intenta ser fuerte y parecer estar bien frente a sus hijos, pero aun así, tres años después de perder a su única hija, y con ella muchos sueños, la carga sigue siendo demasiado.
Contrario a lo que algunos consejeros seculares recomiendan, nosotros como cristianos si creemos que hay paz y sobre todo esperanza en la muerte junto con Cristo. De eso se trata la navidad, el amor de Dios se transformó en un bebé para precisamente traer paz y esperanza a un mundo quebrantado. Si tu estas en duelo, o conoces a alguien que está pasando por momentos dolorosos durante esta temporada navideña, ayúdalos a dirigir su mirada hacia la verdadera razón de la temporada. Ayúdalos a recordarles que Jesús trae paz, gozo y esperanza.
“El primer tipo de esperanza en nuestro inventario, aquella esperanza que incluye y al mismo tiempo trasciende a todas las demás, debe de ser la esperanza que el amor tendrá la última palabra” – Arnold J. Tonybee (1889 – 1975).
Artículo publicado con permiso de: “The Life Recovery Devotional: Thirty Meditation from Scripture for Each Step in Recovery” escrito por Stephen Arterburn y David Stoop. Todos los derechos reservados © 1991 by Stephen Arterburn and David Stoop. Utilizado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc. Todos los derechos reservados.