“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).
Devoción:
Todas mis excusas para no decorar mi casa en navidad, no cocinar muchos platillos, y no hacer largas filas en las compras eran válidas para mí. Nuestro nuevo negocio estaba por abrir dos semanas antes de la navidad y yo estaba trabajando diligentemente para poder entregar un libro antes de la fecha límite. Tanto mi esposo como yo, teníamos más cosas que hacer que horas en el día.
Conforme se acercaba el mes de diciembre, mi cuerpo empezó a ponerse tenso, mi corazón se aceleraba y yo anticipaba todo el estrés y ansiedad de la temporada encima de nuestras ya muy ocupadas vidas. Navegar por todos los quehaceres, buscar las decoraciones de Navidad en nuestra casa, ver toda la ropa que tenía que lavarse, y la cocina llena de platos me abrumaron por completo. Así que empecé a ver de qué manera podemos eliminar el estrés para poder disfrutar de una pacífica navidad.
“Hazlo simple” fue la frase que me decía constantemente. Mi familia me aseguro que íbamos a implementar esta simple idea de navidad, y me di el lujo de no tener que hacerlo yo todo. No voy a decir “sí” a todas y cada una de las invitaciones, tampoco voy a saturar mi calendario de actividades y tampoco voy a hacer cosas innecesarias.
Cada miembro de la familia nombró una tradición que quieren mantener, cosas como, un arbolito de navidad, una corona en la puerta, leer la historia de la Natividad en la Biblia, ir al servicio de la iglesia en víspera de navidad, intercambiar pocos regalos, ayudar a recaudar juguetes para niños, ver películas de navidad y pasar tiempo juntos fueron las que escogimos. Ser un poco más selectivos con nuestras tradiciones navideñas nos doy más paz y menos estrés. Por lo mismo, el no tener tantas cosas que hacer nos dio la oportunidad de disfrutar más lo que hacemos y le dio un mayor significado. Pudimos enfocarnos en lo que en verdad importa, pasar tiempo con la familia y un corazón centrado en el nacimiento de Jesús.
De esta forma nos aseguramos que a pesar de todas las cosas y actividades, las fechas límites del trabajo y la apertura del nuevo negocio, no pasáramos por alto las cosas que en verdad importan. La sencillez nos dio una nueva forma de celebrar y disfrutar la celebración del Rey de Paz.
Querido Dios, no permitas que perdamos de vista tu presencia esta temporada navideña. Ayudanos a simplificar nuestras actividades y tradiciones para que podamos celebrar lo que verdaderamente importa, tu nacimiento. Gracias por ser el principe de paz, mi oración es que esa paz sobrenatural reine en todos nuestros corazones; muchas gracias por el sencillo pero poderoso mensaje de salvación para nosotros. En el nombre de Jesús, Amén.