Por qué deberías involucrarte con los jóvenes de la Iglesia

Estar alrededor de adolescentes, especialmente por un periodo extenso de tiempo como un viaje de una semana, puede servir como un escape visto desde  una mentalidad adulta fijada en tareas y responsabilidades. Aun cuando estábamos pintando un porche, o conduciendo hasta el lugar de trabajo, lo jóvenes a mi alrededor me deleitaron al hacer bromas y observaciones ocurrentes. Ellos inteligentemente me recordaron la conexión con viejos y nuevos amigos a través de bromas y llenaron nuestra van de la iglesia de risas que calmaron cualquier fatiga mental o física.

Era duro reírse a veces, como, por ejemplo, luego de servir alimentos a las personas sin hogar en Skid Row, o recoger basura bajo un sol impetuoso, pero Dios trabajó a través de los jóvenes cada día, recordándome que la alegría y la risa siempre pueden ser encontradas.

“Aún ha de llenar de risa tu boca, y tus labios de gritos de júbilo.” (Job 8:21)

Puede ser duro crecer, sin duda recuerdas algunos dolores y heridas presentes en el camino. Ver a un chico luchar con algo con lo que también luchaste puede ayudarte a reconocer cuán lejos has llegado. Qué bendición es el darte cuenta que ese peso ya no está, y que las cargas que un día parecieron tan pesadas ya no las tenemos a cuestas. Entonces podemos usar nuestra experiencia para ayudar a alguien más, transformando experiencias negativas en algo bueno.

¡Qué increíble es observar a Dios entre las personas! Podrías también identificar características que deseas recuperar, algo usado o abandonado con el tiempo. Una naturaleza de perdón, flexibilidad innata, creatividad sin límites, quizás. ¡Todas esas pueden ser recuperadas! Cuando un joven nos recuerda quien solíamos ser, nos damos cuenta de que esa persona aún puede ser revivida; Dios siempre nos ofrece oportunidades para crecer de nuevo.

“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (Romanos 12:2)

Puede ser duro relacionar a los adolescentes de hoy en día y la tecnología con la que cuentan. Sí, ellos están constantemente enchufados a sus teléfonos móviles y a sus tabletas, jugando y enviando selfies y un millón de otras cosas que quizás no entendamos. PERO. ¡Detrás de todo eso, wow! Hay tanta importancia, esperanza y gracia.

Ver como los jóvenes preparan alimentos con tanto entusiasmo en una cocina de beneficencia, hablan sin miedo a las personas sin hogar para conocer sus historias e incluso comparten sus propias luchas con vulnerabilidad… hay tanta riqueza en descubrir más allá de la superficie. Encontrar esas profundidades sólo puede hacerse mediante la interacción genuina, desde pasar días o semanas (o años) con los jóvenes en espacios donde los teléfonos queden de lado y se dé una interacción genuina.

Estaba increíblemente impresionada con la ética, entusiasmo, motivación y cuidado de los jóvenes de nuestro grupo de trabajo en los dos viajes que atendí. Mirarlos me dio una gran esperanza por el futuro y me recordó cuán similares somos todos a pesar de las diferencias generacionales. Dios trabaja por todos nosotros, mayores y jóvenes, y el futuro es brillante.

“He aquí, hago algo nuevo, ahora acontece; ¿no lo percibís? Aun en los desiertos haré camino y ríos en el yermo.” (Isaías 43:19)

Trabajar con la juventud en la iglesia es servicial. Como cualquier servicio, no es siempre fácil o apetecible a primera vista. Pero es importante, muy importante. Nuestra juventud necesita modelos a seguir fuertes, personas verdaderas que muestren que les importan y que modelen los valores de Cristo. A veces asistir es suficiente: tu presencia en una fundación joven o tu reconocimiento luego de que un joven participe en la alabanza. Esos pequeños signos de apoyo importan, así como también los grandes aportes como liderar una Escuela Dominical o asistir a un viaje servicial.

Como una niña que creció en la iglesia, sé que este amor y apoyo permanece con nosotros, y se acumula con el tiempo en una red de seguridad en la que sabemos, sin duda alguna, que la iglesia es un lugar en el que somos amados y en el que importamos. Como adultos en la iglesia, se nos llama a participar en diferentes grados de acuerdo a nuestras habilidades y circunstancias. En oración, considera las maneras en las cuales puedes contribuir a los jóvenes de tu iglesia. Tu tiempo y atención importan. Cuando damos, también recibimos, prepárate para los sorprendentes beneficios que puedes recibir de tu inversión.

“Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir.” (Lucas 6:38)