El que resucitará a los muertos

El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. 1 Tesalonicenses 4:16

Un grupo de incrédulos le preguntó a un científico cristiano: “¿Cómo es posible que usted, que es científico, pueda creer que Dios va a resucitar a los muertos del polvo?”

Rápidamente, el científico mezcló unos puñados de arena con viruta de hierro, y a su vez desafió a los incrédulos, preguntándoles: “¿Quién de ustedes puede separar las partículas de arena de las de hierro?”

Habiendo sido tomados por sorpresa, ninguno de ellos supo qué decir. El científico, entonces, tomó un imán de mucha potencia, y con él separó las partículas de hierro.

Luego, volviéndose a los incrédulos, les dijo: “Si el Creador ha establecido leyes que le otorgan semejante poder a un imán, ¿cómo no voy a creer que Él no tenga poderes aún mayores? Si el poder invisible del imán puede sacar de la arena las pequeñas partículas de hierro, no puedo menos que creer que mi Dios puede utilizar su poder para llamar de la muerte a los cuerpos que se han convertido en polvo.”

Ese fue el fin de la discusión.

De manera similar, en Vietnam tratamos de desafiar a quienes están convencidos que la idea de Dios no tiene sentido. Para nosotros es un honor compartir que Dios es el poderoso Creador. La Biblia dice que Dios formó al hombre del polvo de la tierra, que creó su cuerpo como una máquina perfecta, con funciones completas, capaz de dominar el mundo que Dios le había dado.

Lamentablemente, con la caída en pecado, ese mundo fue perdido.

Pero eso no cambia el amor que Dios nos tiene. Es por ello que Jesús vino al mundo: para morir en nuestro lugar y así pagar el precio por nuestros pecados. Pero su historia no terminó en la tumba: tres días después, Jesús resucitó de la muerte y se apareció a sus discípulos.

Gracias a que Jesús resucitó, junto con el apóstol Pablo podemos afirmar que, los que han muerto en Jesucristo, en el día del Juicio Final habrán de resucitar y recibir la vida eterna.

Lamentablemente, la Biblia también dice que, quienes no se han reconciliado con Dios a través de Cristo, estarán condenados al fuego eterno… y nadie quiere terminar allí, ¿no es cierto?

ORACIÓN: Señor Jesús, gracias por prepararme un lugar en el cielo contigo. Perdóname mis pecados, y ayúdame a vencer las tentaciones del diablo. En tu nombre. Amén.

Biografía del autor: Esta devoción fue enviada por la Oficina de Cristo Para Todas Las Naciones en Vietnam.

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