Maternidad verdadera

Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. 2Timoteo 1:5

En la tapa del Catecismo que tenía cuando era niño, estaba la foto de Timoteo con su madre Eunice y su abuela Loida. La mayoría de nosotros les habíamos dibujado bigotes a Timoteo, y anteojos a Loida y Eunice. Ojalá no lo hubiera hecho. Es que ahora tengo un inmenso respeto por el amor y  la instrucción, tanto en palabras como en ejemplo, que una madre puede darle a sus hijos.

Creo que el rol que Dios le dio a la madre para transmitir la fe en la familia es muy importante. ¿Cómo puede su madre, como instrumento de Dios, ayudar a construir su fe en Cristo Jesús?

Una vez Jesús se perpetró a sí mismo para el pueblo de Jerusalén como una madre amante y protectora, como una gallina cuidando de sus pollitos. “¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!” (Lucas 13:34).

Jesús quiere reunirnos a todos como sus hijos. Él no vino a la tierra para condenarnos, como un enemigo temeroso y enojado, sino como una madre amorosa, para protegernos y asegurarse que siempre estemos con Él.

ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdanos a cuidar a nuestras madres, para que ellas puedan cuidar por nosotros así como tú lo haces. Amén.

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