Sinceridad

No es que esté dándoles órdenes, sino que quiero probar la sinceridad de su amor en comparación con la dedicación de los demás. 2 Corintios 8:8

Tengo un amigo que se dedica a investigar la historia que hay detrás de las palabras que utilizamos.

Hace poco me contó que la palabra ‘sinceridad’ proviene de dos palabras del latín: sine y cere, que significan: ‘sin cera’. La pregunta, entonces, es: ¿cómo llegó ‘sin cera’ a convertirse en ‘fiel’?

Una teoría lo explica de la siguiente forma: cuando a un alfarero se le rajaba la vasija que estaba haciendo, la reparaba cubriendo la rajadura con cera. Así no perdía la vasija, aunque ésta no fuera perfecta.

Por otro lado, las vasijas que eran perfectas, sin rajaduras emparchadas con cera, llevaban un sello que decía: ‘sin cera’.

Ese sello significaba que el alfarero garantizaba que en esa vasija no había ninguna falla.

Es un gran ejemplo. Lástima que no pueda hacerse realidad en nosotros. Pero, aún así, y a pesar de ser pecadores, debemos esforzarnos por ser sinceros y no personas cuyas personalidades están tan rajadas que ya ni se pueden emparchar. Después de todo, nadie quiere ser amigo de alguien que traicione o que no sea sincero.

No tenemos dudas de que Jesús fue sincero en todo momento.

Él fu sincero incluso cuando las personas lo rechazaron e insultaron. Fue sincero cada momento de cada día de su vida, haciendo todo lo que era necesario que hiciera para obtener nuestro perdón y salvación. Para ello, Jesús, el Hijo sin pecado de Dios, soportó el castigo y la muerte que nosotros merecíamos.

Cuando miramos a la cruz del Calvario, ¿cómo podemos dudar de su sinceridad, o de la sinceridad de sus palabras cuando dijo: “Pero el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:43b-45)?

Es por todo eso que le invito a que hoy, cuando vea personas que no son sinceras, recuerde a Aquél que sí lo es.

ORACIÓN: Padre celestial, haz que nuestras palabras y acciones sean sinceras, y que en todo lo que digamos y hagamos los demás puedan ver a nuestro Salvador. En su nombre. Amén.

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