¿Quiénes somos?

¿Quién eres? Yo soy la voz del que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías. Juan 1:22-23

Muchas veces, cuando las personas van a la iglesia a escuchar la Palabra de Dios, en lugar de meditar en lo que están oyendo, escrutan al expositor. Surgen preguntas sobre la persona que habla, sobre su preparación,  y sobre la iglesia a la que pertenece.

La mayoría de las veces, esas preguntas tienen la intención de desviarnos de lo que deseamos anunciar sobre Jesús. En lugar de ser Cristo el enfoque, pasamos a ser nosotros el centro del mensaje. Esta es una tentación que puede conducirnos a hablar de nuestra preparación y experiencia, y a dar a conocer las ventajas de nuestra iglesia y doctrina sobre otros grupos religiosos. Pero es una actitud que nos hace perder un tiempo precioso, y que lleva a discusiones interminables.

Juan el Bautista tuvo esa experiencia. Los fariseos enviaron una delegación para averiguar quién era él. Pero él tenía en claro que su meta era dar a conocer al Mesías que había de venir. Por lo tanto, en vez de hablar sobre sí mismo, usó la Palabra de Dios para hablar el mensaje que le había sido encomendado predicar: que era tiempo de prepararse para recibir al Señor que estaba por venir.

Nosotros tenemos hoy esa misma tarea: hemos sido enviados para anunciar a Jesucristo. Al igual que Juan, utilicemos la Palabra de Dios para hacerlo, porque en ella están las respuestas que el mundo debe conocer para su salvación. Nada mejor que usar la Biblia para que la voz de Dios sea escuchada.

ORACIÓN: Padre celestial, ayúdame para que cada instante de mi vida esté enfocado en compartir a Jesucristo con quienes me rodean. Amén.

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