No se olviden de orar

Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento. Colosenses 4:2

¡Cuánto poder tenemos al saber que podemos presentarnos ante Dios y compartir con él nuestras mayores preocupaciones! Grande es nuestro Dios, y grande también es el amor que él nos tiene. Tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento, la comunicación con Dios ocupó un lugar central en la relación que él tuvo con su pueblo.

Dicho de otra forma, la oración es comunicación. Orar es presentarse delante de Dios y hablar con él con honestidad, con atención, y con respeto. Debemos orar sin cesar. A través de nuestras oraciones le decimos a Dios lo que necesitamos, le damos gracias por las cosas que tenemos, y le pedimos ayuda en tiempos de dificultad y cuando estamos enfermos. Y todo esto lo hacemos con fe.

Lo hacemos con fe porque sabemos que, gracias al sacrificio, muerte, y resurrección de Jesús, tenemos perdón de nuestros pecados, y la promesa de la vida eterna en el cielo. Por esta redención somos transformados en hijos de Dios. Como hijos de Dios, podemos hablar con nuestro Padre celestial en cualquier y todo momento, en todo lugar, y en toda circunstancia.

Orar, entonces, es hablar con Dios. Seguramente cada uno de nosotros tenemos necesidades, miedos, y alegrías. Con una simple oración, hecha con nuestras propias palabras, démosle gracias a Dios por habernos dado la vida y todo lo que necesitamos para ella, por nuestras familias y nuestros amigos. Hagámosle saber nuestros miedos y todo lo que nos duele y lastima. Dejemos que él vea nuestras lágrimas, y permitamos que nos consuele. Dios está siempre dispuesto a bendecirnos y a darnos paz, aun en los momentos de angustia.

Hay un himno del siglo 19 que expresa muy bien todo esto. Dice: “¿Vives débil y cargado de cuidados y temor? ¡A Jesús, refugio eterno, dile todo en oración!”

ORACIÓN: Padre celestial, te damos gracias porque a través de la oración podemos decirte lo que nos sucede. Recuérdanos que tú estás con nosotros, y que siempre escuchas nuestras oraciones. En el nombre de Jesús. Amén.

Biografía del autor: Esta devoción está basada en un texto enviado por un voluntario de la Oficina de Cristo Para Todas Las Naciones en Camerún, África.

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