En aquellos días
En aquellos días, y en aquel tiempo, haré que brote de David un renuevo justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país. Jeremías 33:15
La época de Adviento es un reloj en cuenta regresiva. Cada día nos acercamos más a revivir el momento en que los ángeles anunciaron a un grupo de pastores el nacimiento, en la ciudad de David, de Jesús, que es Cristo el Señor.
En aquellos días los pastores, los magos que llegaron del oriente, la virgen María y José, fueron testigos presenciales del alumbramiento del Hijo de Dios. Un descendiente de David que supera al antiguo rey de Israel, y cuya gloria estaría muy por encima de su ancestro.
David, al igual que nosotros, era pecador. Su reino estuvo limitado al tiempo de su vida. En cambio su Retoño nacería sin pecado, y su gobierno no tendría fin. Actuaría con justicia, no como la humana que suele tener errores, sino perfecta. El acto de equidad de nuestro Padre Creador queda demostrado cuando el Mesías cumple todas las exigencias de santidad y además, con su muerte, expía los pecados del mundo.
Es tan diferente a la práctica del derecho y la ley tanto en el mundo antiguo, como en el actual. Es que no podía ser de otra manera: porque la justicia del Señor se revela por fe y para la fe en acción total y santa. Su justicia es Cristo mismo, quien la ofrece a todos los ciudadanos de su reino.
En este Adviento vamos con gozo al encuentro del retoño de Dios, para que nos arrope con su justicia.
ORACIÓN: Padre celestial, te damos gracias porque, por medio de tu justicia, somos declarados justos delante de ti en el nombre de Jesús. Amén.
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