Un regalo inusual
Jueves Santo
“Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles: —Tomen y coman; esto es mi cuerpo. Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.” Mateo 26:26-28
La mayoría de las personas rechaza los muchos regalos que Dios les ha dado. Muy pocos se dan cuenta del sacrificio personal que implicó darnos a nosotros los regalos de salvación y esperanza.
Hace años, después de abrir nuestros regalos de Navidad, nuestra hija de 3 años encontró un moño rojo entre los papeles de regalos, se lo puso en la cabeza, y dijo: “¡Mírame papi, soy un regalo!”
Hoy, al recordar el nuevo pacto de gracia de Jesús, le damos gracias por ser el regalo de Dios para nosotros. Una cosa es ir a la tienda a comprar un regalo para un amigo. Pero otra muy distinta es darse a sí mismo como Jesús se nos dio a nosotros. El regalo que nos da es mucho más personal y costoso que cualquier otro regalo que podamos comprar.
Para poder darnos el sacramento de su cuerpo y su sangre, Jesús tuvo que sufrir y morir de la forma más cruel. Sin embargo, lo hizo por su propia voluntad, para que nosotros podamos escuchar las palabras: “Toma come, toma bebe para el perdón de los pecados”. Con corazones arrepentidos seamos agradecidos.
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, el regalo de ti mismo es lo único que necesito. Concédeme el Espíritu para decir: “Tú eres exactamente lo que quería”. Amén.
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