Todos libres

Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente. ‘¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos?', preguntaron. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo. Mateo 2:1-2

¿Se acuerda cuando jugaba a las escondidas? ¿Se acuerda lo que sentía al estar escondido? Primero, el corazón latía con fuerza cuando escuchaba que el que buscaba terminaba de contar y comenzaba a buscar. Luego escuchaba el sonido de pies que corrían, y gritos cuando alguien era descubierto. Pero después de un rato, si usted se había escondido bien, comenzaba a aburrirse. Casi tenía ganas de dejarse descubrir para poder ser parte de la emoción de correr y gritar. Finalmente, cuando el que buscaba había perdido toda esperanza de encontrarlo, lo escuchaba gritar algo así com "¡Todos libres!" Ahora usted es el último en llegar, pero es el ganador. Está a salvo en casa.

Los sabios de Oriente han sido víctimas de muchas bromas. Bromas acerca de sus camellos y de sus regalos, y de que se habían perdido y por eso habían llegado tarde al nacimiento de Jesús. Sin embargo, los sabios fueron los ganadores.

El pueblo de Dios esperaba, y en la espera se volvió impaciente y buscó otros dioses y falsas promesas. Incluso aquéllos que estuvieron con José y María en Belén, no reconocieron lo que Dios les había dado. Pero estos extranjeros, que venían de lugares lejanos, aún cuando habían llegado tarde vieron desde lejos lo que muchos no pudieron ver estando tan cerca.

El Hijo de Dios, el Salvador, vino a las personas que lo estaban esperando. Pero también vino para aquéllos que, como nosotros, estábamos lejos.

ORACIÓN: Gracias, Señor, por incluirme en tu promesa. Quizás no fui ni el más rápido ni el mejor, pero tú me amas como amas a todos. Amén.

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